El principio de igualdad
«El refinamiento mental de los juristas alcanza todo tipo de diferenciaciones o matices»
Todos somos iguales ante la Ley. Ese es uno de los principios fundamentales de la democracia y una de las garantías esenciales de nuestra Constitución. Conviene recordarlo en días como el de ayer. Aunque es cierto que, dado que la Justicia la ejercen los hombres, con sus limitaciones y sus virtudes, algunos ciudadanos en la práctica resultan más iguales que otros. La imagen de la Infanta Cristina sentada en el banquillo demuestra esa premisa de equidad que tanto se invoca, y que tanto gusta reivindicar a algunos, como si todavía fuese una aspiración inacabada. Ahora bien, una misma doctrina debería ser aplicable ante supuestos equivalentes para Botín, para Atutxa o para Cristina de Borbón. Ya conocemos que el refinamiento mental de los juristas alcanza todo tipo de diferenciaciones o matices. Y tampoco nosotros vamos a pedir tratos excepcionales, ni mucho menos privilegios, para nadie. Queda la duda, sin embargo, de si la esposa de Urdangarín habría llegado a sentarse en el banquillo si no fuese hija del Rey Juan Carlos.