El precedente

No es hora de repartir culpas, pero sí de aprender de los errores cometidos en la historia más reciente

POR BIEITO RUBIDO

El problema es que en la democracia española nos estamos acostumbrando a precedentes cargados de anomalías. Honestamente, no había que haber llegado hasta aquí. No es hora de repartir culpas, pero sí de aprender de los errores cometidos en la historia más reciente. Ahora, durante días, tres como mínimo, permanecerá activa una inaudita insumisión contra España. ¡El Gobierno recurrirá el miércoles! Es verdad que la prudencia es un buen báculo del gobernante, pero no es menos cierto que la impostura moral de los sediciosos catalanes no admite otra respuesta que la defensa radical del Estado de Derecho; es decir, la Ley. Y eso, señores de la tercera vía y demás voluntariosos, es hacer política. La amenaza de los independentistas se conocía desde hace semanas, con fecha e incluso hora. «Violar la ley es renunciar a la democracia». Tiene razón Pedro Sánchez. La cuestión es que en este asunto se anuncia de antemano la intención de burlar la norma y, a priori, se ha permitido consumar la amenaza. Un precedente lamentable. Otro más. La prudencia es uno de los mayores atributos en el arte de gobernar, pero en ocasiones requiere también de buenas dosis de audacia.

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