Oportunidad perdida
2016, con esta incertidumbre política que nos hemos dado los españoles, va a ser un ejercicio perdido
El año 2016, del que ya dejamos transcurrir una cuarta parte, estaba llamado a ser un ejercicio récord en la vida económica de España. Recuperar –casi– niveles de 2004. Pero la inercia se va deteniendo poco a poco, ralentizando su marcha, y lo que pudo ser no va a materializarse. El sector del automóvil, la exportación de bienes de equipo, el turismo, el consumo interno, nuestra huerta y tantas otras historias de éxito, junto a la coyuntura petrolera e intereses bajos, iban a permitir a España volver a la senda de la prosperidad, que siempre trae consigo bienestar y cohesión social. Porque se genera más empleo, pueden pagarse las deudas, se ponen en marcha empresas, crecen las pensiones, se abren nuevos horizontes y se hace viable el Estado del bienestar. Me temo, sin embargo, que 2016, con esta incertidumbre política que nos hemos dado los españoles, va a ser un ejercicio perdido, aunque nos mantendremos, pero ya veremos cómo será 2017. No tiene que ser un año de nuestra vida perdido, pero sí habremos privado a nuestra ventura de una gran oportunidad.