El lado bueno de la historia
Especial náusea provocan al ciudadano esos eufemismos con que ciertos políticos pretenden justificar el terrorismo
La política sigue siendo una actividad noble. En ocasiones, sin embargo, se desvía por vericuetos y precipicios, hasta el punto de pervertir el lenguaje para presentar como verdades lo que son escandalosas mentiras. Especial náusea provocan al ciudadano esos eufemismos con que ciertos políticos pretenden justificar el terrorismo. Con esa impostura moral convivieron algunos españoles durante años, aquellos en los que ETA mataba, extorsionaba, secuestraba; aquellos en que mantuvo sometida a la sociedad vasca a un régimen inhumano de dolor y horror. Hoy se cumplen ocho años desde que acabó a tiros con Isaías Carrasco. Seguimos sin entender por qué atentaban. El asesinato, en todo caso, nunca ayuda al hombre a progresar ni lo hace más libre. Junto al que fue concejal socialista en Mondragón, lloramos a más de ochocientas víctimas. Frente a la dignidad de su memoria, la agresión moral de Otegi y sus conmilitones al presumir de un nuevo frente contra España. Que lo sepan: los justos somos nosotros, estamos en el lado bueno de la historia. No nos rendimos.