Hacer política

¡Qué enorme daño le ha hecho a la idea de España, a su unidad y a la posible solución catalana, esa tibieza de algunos socialistas-zapateristas en torno a las reformas –en definitiva cesiones– para adormecer al dragón de siete cabezas del independentismo! La peor versión de Rubalcaba, dueño de nuevo de la estrategia del PSOE en la sombra, vuelve con la matraca de la salida federal y la reforma constitucional para encajar a Cataluña. Eso sí, no explica cómo ni en base a qué. A eso le llaman hacer política. Mala política, será. Ahora mismo, el remedio al delirio independentista es firmeza, claridad y Estado de Derecho. Eso también es hacer política. Muchos empezamos a creer que es la hora de que una parte de la clase política catalana desande el camino que bordea el precipicio y escuche a la mayoría de su sociedad; una ciudadanía horrorizada al ver cómo su tierra se ha ido desvalorizando víctima de los cinco años de desgobierno de Artur Mas, al mismo tiempo que se rompían las costuras del pretendido oasis, mancillado por la corrupción de estirpe de los Pujol.