Faltó futuro

El futuro no estuvo presente en el debate. Hablaron demasiado del pasado, lo que empobreció el cara a cara. Adobado, además, con un candidato socialista muy bronco, que basó su exposición en afirmaciones graves y, en muchos casos, falsas. Rajoy actuó con más educación y ponderación que su contrincante, pero le faltó contundencia al desautorizar las falsedades del otro, que sigue la línea de enfatizar planteamientos discutibles en la esperanza de que el público no conoce casi nunca los datos y da la razón al que los repite con mayor énfasis. Pedro Sánchez es economista, pero ha demostrado ignorar rudimentos de su especialidad, hasta el punto de que el rescate de cuatro entidades bancarias lo ha convertido en el rescate de la economía española. Incluso ha llegado a prometer cosas incongruentes: bajar el déficit al final de la legislatura, al tiempo que garantizaba mil euros mensuales de salario mínimo, ley de igualdad salarial para que las mujeres cobren como los hombres y bajada de IVA. En esto, como en tantas cosas, lo que no son cuentas son cuentos. El debate sólo sirvió para convencer a los que ya tenían convencidos. El futuro quedó para otro día