El fado de Sánchez

Los pactos son una de las expresiones más nobles y eficaces del sistema democrático, Pero esos acuerdos son perversos cuando se hacen a espaldas de la mayoría social

BIEITO RUBIDO

En la misma noche del 20-D, escribimos en ABC que, a la vista de los resultados electorales, solo quedaba optar entre el modelo de gobierno alemán o el portugués. Alemania lidera la mejora económica y social de Europa, mientras Portugal se arrastra con dificultad e incertidumbre en el furgón de cola. Los socialistas, sin embargo, prefieren la suma de perdedores lusitanos a la gran coalición en la que los germanos reflejan el sentir predominante en su país. Los pactos son una de las expresiones más nobles y eficaces del sistema democrático. Pero esos acuerdos son perversos cuando se hacen a espaldas de la mayoría social. No es lo mismo una alianza amplia y responsable entre PP, PSOE y Ciudadanos que una olla a presión de once partidos, en cuyo seno se guarecen vocaciones separatistas y tentaciones totalitarias. Pedro Sánchez ha ido a Portugal a averiguar cómo se pega un tiro en su pie, y en el de su partido. Lo malo de jugar con fuego es que va a impactar también en la mayoría de los españoles, y habrá que ver si después podremos volver a caminar.

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