La excepción española

El ejemplo de patriotismo que los franceses dan estos días de duelo debería hacernos reflexionar a los españoles. Ejemplo de unidad y de orgullo de pertenencia. Mayor análisis merece, ya no su comportamiento -que también-, sino esta sociedad en la que vivimos, tan hedonista, tan de la satisfacción inmediata y del desprecio de valores profundamente cívicos como el amor a tu país, que representa, al fin y al cabo, la honra de formar parte de una determinada nación y la capacidad de solidarizarse y defender a tu vecino. ¡Cuántas lecciones nos está dejando Francia! Aquí, todavía esperamos que se guarde un minuto de silencio en los partidos de Primera División por la muerte de tres militares en acto de servicio. ¿Se acuerdan del capitán José Morales, del teniente Saúl López y del sargento Jhonander Ojeda, cuyos compañeros los rescataron del fondo del mar, pese al riesgo que suponía? Murieron por defender nuestra seguridad. Por la libertad de usted y por la mía. Los enterramos casi clandestinamente. Una sociedad que no reconoce a sus héroes es una sociedad ingrata. ¿Está España enferma de ingratitud?