Política, ley y amor

Una de las trampas saduceas que los políticos indocumentados acostumbran a utilizar ante los ciudadanos es el deslinde entre política y Ley. En democracia, la política es la maquinaria para construir el andamiaje legal del sistema. Lamento tener que insistir en lo obvio, pero, en este tiempo de enredos dialécticos, a veces lo sencillo es justo lo que más cuesta entender. La política sirve para hacer leyes, para facilitar la convivencia, para resolver conflictos. Pero la política se ejerce en el marco normativo del que ella misma logró dotarse. Esta sobrevenida estupidez de querer separar el Derecho de la política tan solo demuestra un acusado déficit de estudios y lecturas sobre la Historia de las ideas, asignatura obligada para cualquiera que pretenda dedicarse a la acción pública, incluidos los generales del Estado Mayor. Y en cuanto al amor, nunca está de más. Ya lo recomendaba san Agustín: en todo amor, pero siempre y cuando sea de ida y vuelta. Y siempre y cuando primero haya unidad en lo esencial y libertad en la duda. Entonces sí que podremos tener «in omnibus caritas».