Las alternativas
Nos podemos encontrar con un PP que, pese a ser el más votado, quede privado de toda opción de gobierno a causa de las ansias del resto de aspirantes
Los gobiernos necesitan estabilidad. Es justo lo que fortalece a las democracias. Solo con ella se puede hacer progresar a un país y, en definitiva, a nuestras familias y a nuestras vidas. De ahí que las próximas elecciones puedan considerarse entre las más trascendentes de los últimos tiempos. Nos podemos encontrar con un Partido Popular que, pese a ser el más votado, quede privado de toda opción de gobierno a causa de las ansias del resto de aspirantes, aunque algunos apenas consigan cincuenta escaños. Lo sensato sería, como ya ocurrió en otros países, que si el PP no alcanza una mayoría suficiente pudiese formar una gran coalición con los socialistas. Después del debate del lunes, es más que imposible, y además resulta que hasta la patriótica vieja guardia del PSOE lo desaconseja. Prefieren un acuerdo con Rivera e incluso, si fuese necesario, con Iglesias, que va camino de deglutir entero al socialismo. Ese escenario, que no debe descartarse, parece más una apuesta por una España sumida en política de experimentos, al estilo de los ayuntamientos populistas, que por una nación occidental orientada al progreso. Es lo que tiene votar con las tripas.