SALUD EMOCIONAL
El suicidio se cobra la vida de dos personas en Andalucía cada día
Expertos destacan la subnotificación de este tipo de muertes, que podrían aumentar la estadística hasta un 50%
Asociaciones, profesionales y administraciones apuestan por romper tabúes para atajar el problema
Cristina García Bernal: «Antes nos llegaba a Urgencias un caso en todo el año de un niño suicida; ahora pueden llegar dos o tres en cada guardia»

Cada 14 horas, aproximadamente, un ciudadano andaluz decide quitarse la vida. A falta de cerrar la estadística de 2.022, en los primeros seis meses del año pasado 385 andaluces tomaron esta decisión, lo que hará que la cifra final esté cerca de ... los 849 que lo hicieron en 2021. Son frías cifras que esconden historias complejas detrás de cada una de ellas.
El suicidio es la primera causa de muerte no natural en Andalucía, hasta el extremo que la suma de las víctimas de accidentes de tráfico (210), accidentes laborales (148) y violencia de género (11) no llegan ni a la mitad de esas cifras. Y eso que, como destaca el experto Miguel Guerrero, coordinador de la unidad de prevención del suicidio 'Cicerón' de Málaga, existen estudios que señalan que «en Andalucía hay una media de 400 suicidios anuales no computados por diversas causas». Pese a ello, el tema ha sido un tabú hasta hace bien poco.
Estudios señalan que hasta 400 muertes al año por suicidio no estarían inlcuídas en la estadística oficial
El repunte del suicidio infantil y adolescente visibiliza un problema que, según los expertos, debe comenzar a ser abordado directamente. «7 chavales muertos no son un problema epidemiológico, pero sí un drama social inasumible», explica Daniel López, coordinador de Papageno, la Asociación de Profesionales en Prevención y Posvención del Suicidio, impulsada desde Andalucía, que reúne a más de cien profesionales de cinco países.
La muerte de Nieves, en Navas de San Juan, ha sido uno de los últimos casos paradigmáticos en el tema del suicidio infantil y juvenil. En 2020 se quitaron la vida en España catorce niños de menos de 15 años. En 2021, 22. Pero estas tragedias están revelando otra realidad. No lejos de Navas, en Villanueva del Arzobispo, a principios de febrero, un matrimonio de ancianos se quitó la vida conjuntamente. Casi un 40% de los suicidios ocurridos en la provincia de Jaén en el primer semestre de 2022 corresponde a personas de más de 74 años.
Por este motivo, desde el Teléfono de la Esperanza, una de las asociaciones más activas en la intervención en conductas suicidas, ha puesto en marcha un programa de acompañamiento a mayores. «Hay un voluntario de referencia que mantiene un contacto regular con la persona que lo solicita. Así, nos aseguramos de que tiene una persona de confianza y, además, que está preparada para ver si existe una crisis o un problema», explica Menchu Soria, su presidenta en Jaén.
El próximo día 27 esta asociación celebrará el «Día de la Escucha», en el que saldrá a la calle con mesas informativas por toda Andalucía para dar a conocer su trabajo. «La escucha sana. Más de lo que parece», asegura Soria. Sin embargo, no todo el mundo se siente cómodo verbalizando sus problemas, sobre todo las nuevas generaciones. «Gran parte de la culpa la tiene la vergüenza. Mucha gente, especialmente los jóvenes, no desean mostrar sus problemas cara a cara», explica Irene Poza, directora del curso de Psicoterapia Gestalt de la UNED.
La escucha sana
Por este motivo, el Teléfono de la Esperanza de Málaga ha puesto en marcha un proyecto piloto para atender a los jóvenes a través de un chat. En la Universidad de Jaén han llegado más lejos y están en pleno desarrollo de un chat-bot con IA capaz de detectar problemas mentales o emocionales a sus usuarios. Arturo Montejo, miembro del grupo Sistemas Inteligentes de Acceso a la Información (Sinai) de la UJA explica que tras las primeras evaluaciones «la herramienta promete». Es un proyecto pionero en España que tiene como objetivo «dotar a los jóvenes de herramientas con las que autoevaluarse y reconocer estrategias que le permitan superar la situación».
Ello implica, en gran parte, naturalizar el fracaso y las dificultades vitales, porque, como expone Irene Poza, «la sociedad actual parece únicamente focalizada en mostrar lo bello o lo exitoso, como se ve en las redes sociales. Hay un grado de incoherencia entre lo que pide socialmente y cómo nos sentimos que genera una frustración». «Desde lo real se puede pedir ayuda», apostilla.
Exposición
«Existe incoherencia entre lo que se pide socialmente y cómo nos sentimos»
Irene Poza
Colegio de Psicólogos de Andalucía Oriental
Pero ese fracaso no es exclusivo de la juventud. «En la última estadística cerrada, de 4.003 suicidios en el total nacional sólo el 8 % corresponde a niños menores de 15 años. Es cierto que se está hablando más, pero todavía nos falta hablar mejor, porque de lo contrario generamos alarma», asevera Miguel Guerrero.
Él asegura que en este tema también existe «edadismo». «El principal perfil es el varón de entre 40 y 55 años, son la inmensa mayoría y los que usan los métodos más letales. Y el principal repunte, con más de un 20% de aumento de los casos, se da entre personas de más de 70 años. La atención social, política y sanitaria no está en el foco estadístico», concluye.
«A todos los niveles, político, mediático, hay que hablar del suicidio de una forma responsable, mostrar que existen herramientas, que se puede salir de una situación de desesperanza», es lo que se afana en comunicar Daniel López. Su asociación ha creado una completa guía con claves descargable en su web, desde donde también enlaza con recursos como «La niña amarilla», el testimonio de María, una mujer que sobrevivió a un intento de suicidio con 15 años y que ahora, a través de sus relatos, quiere ayudar a sanar a otras personas.
Otro recurso fundamental es el 024, el nuevo Teléfono de Atención a la Conducta Suicida. En su primer año de funcionamiento registró casi 80.000 llamadas, de las que casi 3.000 fueron derivadas directamente al 112. Un dato que demuestra que, hasta en la situación más difícil, la gente busca un último rayo de esperanza.
Ángeles de la guarda
«Mi impresión es que falta coordinación, que los recursos estamos desperdigados», asegura Menchu Soria. Esa ha sido la batalla que emprendió (y finalmente abandonó) Ildefonso Ruiz, diputado provincial de Ciudadanos por Jaén. Su idea de crear un Plan Provincial de Prevención del Suicidio, pionero en España, se ha encontrado con el rechazo político. «La tendencia histórica a no hablar del problema hace que no se coja el toro por los cuernos. A raíz de la pandemia hemos empezado a tomar conciencia de este drama silencioso, por eso es el momento para hacer un análisis reflexivo para empezar a buscar soluciones».
Su idea es realizar un estudio de los casos y detectar marcadores psicosociales que adviertan de riesgo de suicidio, de manera que se puedan activar mecanismos de prevención a todos los niveles. «El mensaje es que tenemos que ser capaces de ayudarles», subraya. Aunque el tema de la salud mental está en el candelero político, Ruiz sostiene que «es más correcto hablar de salud emocional, una persona en una situación límite no debe verse, además, estigmatizada como una enferma».
Esperanza
«El mensaje es que tenemos que ser capaces de ayudarles»
Ildefonso Ruíz
Diputado provincial de Ciudadanos en Jaén
Otro político que ha decidido romper los esquemas es Marino Aguilera, alcalde de Alcalá la Real. Este municipio de la Sierra Sur de Jaén tiene la tasa de suicidio más alta de España (21 por cada cien mil habitantes, casi el triple de la media nacional). Alcalá está inmersa en eso que se llama «El triángulo del suicidio andaluz» que, como aclara Daniel López, «afecta a varias comarcas limítrofes de Jaén, Málaga, Córdoba y Granada, pero no es un triángulo, nombre que se le puso por el de las Bermudas, creando un estigma».
«En Alcalá ha habido silencio y vergüenza», asegura Aguilera. Él ha decidido afrontar la situación, a pesar de que eso suponga enfrentarse al tabú. Su localidad ha sido la primera de menos de cien mil habitantes del país en adherirse al proyecto de la Alianza Europea contra la Depresión EAAD-Best para la detección precoz de la depresión y la prevención del suicidio.
Ahora mismo se está trabajando la formación psicológica en los profesionales de Atención Primaria, después se irá descendiendo hasta policías, trabajadores sociales, profesionales que puedan estar en contacto con gran población, como farmacéuticos, maestros o sacerdotes. La idea es que sea el primer municipio formado integralmente para la prevención de conductas suicidas. «Que todos seamos ángeles de la guarda», resume.
En la unidad de Gestión Clínica de Salud Mental a través del programa Cicerón. El 81% ya ha recibido el alta
Pero si existe una experiencia demostrada de éxito ese es el programa Cicerón, puesto en marcha en 2017 por la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental del Hospital Virgen de la Victoria, de Málaga. Como explica su coordinador, Miguel Guerrero, «con la asistencia en la unidad Cicerón se ha reducido el número de reintentos. Se ha reducido de manera drástica las hospitalizaciones y la tasa de abandono de la terapia, registrándose una adherencia al programa (es decir, permanencia hasta el alta) del 95%».
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