La teoría de la farsa

Un juez de Huelva ha desmontado la campaña con la que el PSOE y el Gobierno andaluz quieren hacernos creer que el caso del fraude de los cursos de formación se reduce a una farsa, una especie de invento del PP en el que ni hay delito ni menoscabo de fondos públicos.

El auto de procesamiento de varios ex altos cargos de la Junta es muy elocuente. «Si ya el control inicial para la concesión de las subvenciones era escaso, alcanzaba su culmen en el tema de la justificación, demostrando de esta manera una despreocupación total y absoluta en cuanto a la liquidación del dinero para el fin al que se había concedido, dando la sensación —escribe el juez— que una vez entregado el dinero público daba igual a qué se destinaba». Insistir en la teoría de la farsa, como hizo el día después el propio portavoz del Gobierno andaluz, es de una imprudencia impropia. Aquí todo el mundo dice respetar las decisiones judiciales antes de mandarlas a paseo por el camino más corto de reducir la teoría de su señoría a un invento del PP.

Al portavoz del Gobierno y a otros cargos socialistas les merece mucho más respeto una filtración de «fuentes judiciales» que avanza el archivo de la causa política por parte de la juez Núñez. Una filtración a dos días de las elecciones generales en medio de una instrucción a la que quedan asuntos pendientes y sobre la que la Guardia Civil opina que queda mucha tela que investigar. Es significativo que la juez Núñez, tan sensible como es para pedir amparo cuando es objeto de críticas no se preocupar en desmentir la filtración que tanto le afectaba por cuanto es la única persona que en estos momentos puede decidir sobre la causa hasta esos extremos.

Después de leer el auto de Huelva, la teoría de la farsa más parece otra farsa que revela la urgencia del PSOE y del Gobierno andaluz por enterrar un asunto que le quema, por eliminar nubes sobre el camino que lleva a Madrid a Susana Díaz. Una urgencia demasiado indiscreta, demasiado forzada. Hay que tener paciencia con la Justicia. También quisieron hacer ver que lo de los ERE era otra farsa y el juez ya ha pedido a las partes escrito de acusación contra los expresidentes Chaves y Griñán. Someter a la Justicia a estas tensiones políticas demuestra que lo que está en juego debe ser demasiado importante como para asimilarlo a un guión de guiñoles en el retablo de las maravillas del Régimen andaluz.