Juan José Borrero - NO NI NÁ
El paseíllo
Quienes tratan a Chaves, Griñán y Viera de víctimas deberían pensar que han tenido una nueva oportunidad de explicarse ante el juez
En la semana de pasión la procesión fue por dentro, pero recorrió los soportales de esa calle que separa el edificio de los Juzgados de Sevilla de la Audiencia Provincial. Dicen que es la más fría de Sevilla, aunque desde que no está Alaya en el seis la sensación térmica ha cambiado mucho. Por esa calle han pasado decenas de imputados del caso ERE para ir a declarar, hasta que este miércoles lo hicieron Chaves, Griñán y Viera, que según hemos podido leer y oír no fueron a declarar sino a hacer «el paseíllo».
Debe ser por la terna lo del paseíllo. Uno, dos y tres, tres señorías en el redondel. Ha molestado a los expresidentes y al exconsejero la visita a los juzgados, por eso llaman paseíllo a lo que fue solo un paseíto. Preferían ir «voluntariamente» a declarar ante el juez del Supremo. Pero la justicia política va más rápida que los tribunales. Si los tres hubieran renunciado a su aforamiento habrían declarado hace mucho ante la juez Alaya y se hubieran ahorrado el tiempo que ahora reclaman y este paseíllo, como dicen. Pero desafortunadamente para ellos —inciso irónico— estaban aforados, eso que quiere Lula da Silva por libre designación, y no pudieron dejar las cosas claras ante la juez instructora a la que tanto critican por dilatar el proceso. Los escaños deben dar tanta seguridad que hasta Viera, que tanto dio al PSOE, decidió renunciar a su militancia socialista por seguir sentado dos meses más en el Congreso.
Quienes tratan a Chaves, Griñán y Viera de víctimas deberían pensar que han tenido una nueva oportunidad ante el juez que ahora instruye el caso. Un juez al que la defensa de Griñán supone capaz de aceptar las presiones del Gobierno. Ese es el respeto que se tiene a la Justicia cuando pintan bastos. Cortina de humo de colores.
Si no fuera por miembros de un partido vinculado a Podemos, ese con el que quiere pactar Pedro Sánchez, que chillaron a la entrada, el paseíllo de Chaves, Griñán y Viera hubiera estado presidido por el silencio del desprecio de las verdaderas víctimas del caso ERE, los andaluces, que siguen esperando explicaciones. Uno de esos silencios de la Maestranza que son como una sentencia cuando lo mejor de la terna en toda la tarde se queda en el paseíllo.