Paco Robles - BITÁCORA ANDALUZA
Heredar y dar ERE
Celebremos que somos los primeros de la clase a la hora de pagar impuestos
Los que saben de política repiten una máxima con tintes evangélicos. De la abstracción ramplona a la que han llegado las ideologías de antaño, a la gestión que marca la diferencia entre lo que se hace y lo que se dice. La frase podría ser algo así: por sus presupuestos los conoceréis. En lugar de tanta letra menuda, los números donde se palpa la verdad de la gestión. Eso se podría, y se debería, aplicar al pacto tácito de Ciudadanos con el PSOE que permite sostener el Régimen sin tocarlo en sus cimientos. Ciudadanos tiene un brazo la mar de flexible. Lo da a torcer una y otra vez sin necesidad de entrar en el Gobierno andaluz. Lo último ha sido el sangrante caso del impuesto de sucesiones. Aquí pagan los que heredan, pero no apoquinan los que EREdan. Andaluces de primera y de segunda. Los primeros tienen que pedir perdón por beneficiarse de los ahorros que han conseguido sus padres. Los segundos se enorgullecen por una gestión que nos ha llevado a la ruina. Los primeros pagan. Y los segundos cobran. Siempre hubo clases. Y para gustos, los colores. Empezando por el naranja del Régimen, vulgo Ciudadanos.
Cien veces
Se hicieron famosos en su época aquellos fandangos un punto ombliguistas que comparaban al pueblo de uno con Madrid. Tres cosas tiene mi pueblo, que no las tiene Madrid… Andalucía tiene algo que supera a Madrid por goleada: los impuestos que han de pagar los herederos cuando el padre o la madre pasan a mejor vida después de haberles dejado lo que consiguieron ahorrar en este mundo. A la hora de pagar salimos ganando. Cien veces más que en Madrid. Ni una, ni dos. Cien. Por este motivo las renuncias a las herencias se han triplicado. Y se venden las propiedades para pagar los impuestos. Mientras, el Régimen se hereda a sí mismo. Y sin pagar impuestos, sino cobrándolos.
Sin formación
Hay titulares que deberían provocar un escalofrío en la médula social de nuestra tierra. Más de medio millón de parados se han quedado sin formación en Andalucía. Casi el 30% de las empresas que imparten cursos han tenido que cerrar por la decisión de la Junta de paralizar todas las convocatorias desde 2011. Pero aquí la vida sigue igual, que diría Julio Iglesias. La mitad de los parados andaluces se quedan sin formación… y ninguno protesta. Habrá honrosas excepciones. Pero ni siquiera se escuchan. Todo está envuelto en un lorquiano y ondulado silencio. Para los que piensan que se trata solamente de un dilema moral, que apunten el dato. Y la evidente conclusión. La corrupción también afecta a la gestión. De aquellos polvos de los cursos de formación que no se impartían, a estos lodos de los que ni siquiera se convocan. Con este panorama está claro que ni nosotros vamos a terminar con el paro, ni el paro va a terminar con los que rigen nuestros destinos. Y nuestros desatinos.
No se fía
En los bancos le han colocado un cartel al alcalde de Cádiz. Tres palabras que suenan a tienda de ultramarinos de antaño. No se fía. No se fían de Kichi, que se suelta la lengua a la hora de hablar de deudas legítimas e ilegítimas, pagables e impagables. Tanto va el cántaro a la fuente de la demagogia, que acaba por romperse.
Todos iguales
La consejera de Educación recela del informe Marina sobre el profesorado. Eso de que cobren según la evaluación del centro es algo que habría que «visualizar y entender qué es lo que se pretende y cómo se pretende». Lo que se pretende... Está claro. Siguen anclados en las pretensiones a la hora de gobernar. El imperativo categórico de José Antonio Marina les da igual. Sostiene Marina que los buenos profesores no deben cobrar lo mismo que los malos. Eso fue lo que pretendió, bajo cuerda, cuando pagaba más a los profesores que aprobaban a más alumnos. ¿Qué se pretendía entonces? Es una de las claves de este sistema. Todo se compra y se vende. Y si no, se alquila.
Casos y casas
El Tribunal Supremo tumba en 24 horas el Plan General de Ordenación Urbana de Marbella y el Plan de Ordenación Territorial que la Junta de Andalucía diseñó en 2006 para la Costa del Sol occidental. Todo junto. Del tirón. Otro gran fracaso que pasará desapercibido. Estos asuntos de peso no les interesan a los que ven La báscula, algo así como La clave de Balbín pero en versión Canal Sur. Mientras la gente piense en esas cosas, el ‘queo’ será algo más que un programa de televisión. El ‘queo’, que viene del verbo quedarse con el personal, es algo continuo. Lo malo es que la Junta ha caído en su propia trampa, como ha visto con maneras de lince —sin proteger— nuestro querido y perspicaz compañero Fernando del Valle lo dice muy claro: la Junta ha olvidado la inclusión de políticas de género en estos planes. Casos y casas. Viviendas y viviendos. Para salir corriendo. O corrienda.