Nochevieja
Balance 2020 en Andalucía: un año a vida o muerte
Andalucía resistió mejor una pandemia que deja un rastro de cinco mil muertes puso a prueba los servicios públicos y frenó la revolución económica del cambio político
El indeseable año que hoy acaba se resume en andaluz en dos cifras: 5.135 y 231.773. Son los andaluces muertos por coronavirus y los que, tras contagiarse, se han declarado –secuelas aparte– como curados de Covid-19. Es la terrible ecuación de un año vivido a vida o muerte, cuyas repercusiones finales nadie puede concretar todavía. Ni siquiera la primera cifra es real. El número oficial de fallecidos en 2020 que el día 2 de enero arrojarán las estadísticas es provisional a la vista del exceso de mortalidad que desde marzo registra el Instituto Nacional de Estadística.
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La pandemia llegó como un rumor horas antes de la celebración del Día de Andalucía en el Teatro de la Maestranza, en un acto diferente al de tantos otros años que venía a sumarse a las señales del nuevo rumbo de la comunidad, cuya agenda del cambio político había reservado a 2020, meridiano de la Legislatura, la cita con la transformación económica de la región. Los indicios eran elocuentes, el boom turístico y el interés de grandes empresas atraídas por la confianza del modelo liberal del pacto PP-Cs asentado en una estabilidad política basada en la lealtad inquebrantable de sus socios pronosticaba un viento a favor que súbitamente tornó en el tifón que nos ha pasado por encima. Los primeros casos en Sevilla y en Málaga demostraban que el virus no era un cuento chino. Pocos pensaron cuando los Reyes visitaban en febrero Almonte para rezar ante la Virgen del Rocío, en el año Jubilar, que no habría ni traslado a la aldea ni romería. En apenas unas semanas estábamos confinados y, como el resto de España, asustados ante el inicio de una larga pesadilla.
Un impacto atenuado
En lo sanitario, Andalucía ha resistido mejor que otras regiones el zarpazo de la pandemia . Al igual que en las últimas semanas, durante la primera ola de primavera la curva de contagios colocó a la región más poblada de España entre las de menor incidencia acumulada. La crisis de la listeriosis de 2019 dejó en las autoridades la suficiente tensión como para reaccionar antes frente a la nueva alerta sanitaria y la capacidad del sistema sanitario andaluz permitió resolver los sucesivos embates de la pandemia sin tener que agotar los planes para movilizar camas de emergencia.
Eso no quita para que el Covid haya puesto de manifiesto lo que se barruntaba en el ocaso de la etapa socialista: los recortes presupuestarios habían quitado lustre a la «joya de la corona» del sistema público de salud , sobre todo en personal y medios. El déficit se superó gracias al esfuerzo al límite de los profesionales sanitarios que se recordará para siempre en el símbolo de un aplauso de mármol en cada una de las capitales de provincia. Los incrementos de los presupuestos sanitarios de los últimos dos años y los fondos europeos han evitado el colapso y paliado en de forma coyuntural la falta de personal en las plantillas sanitarias y educativas. La pandemia ha confirmado la diferencia entre predicar y dar trigo en cuanto a cómo se defiende en realidad «lo público».
El ejemplo de las escuelas
Esa misma consistencia ante la adversidad se ha demostrado en el sistema educativo . A pesar de la apocalíptica visión que ofrecieron sobre el reinicio de las clases en septiembre la oposición comandada por el PSOE y su antigua corte de sindicatos y organizaciones del espectro educativo, los colegios han superado el desafío lo que supone un respaldo a la política llevada a cabo por el consejero Javier Imbroda que no se arrugó ante la amenaza y los mensajes que quisieron hacer presa en el miedo de padres y alumnos.
Resulta ilustrativo que en un año tan difícil y tras varios intentos de calentar la calle con protestas para poner en evidencia el efecto de la política liberal del Gobierno andaluz sobre los servicios públicos, el
mayor «logro» sindical haya sido dejar a los andaluces sin ver en su canal autonómico cómo el Gordo de Navidad caía en Punta Umbría y Granada. La huelga de Canal Sur , apoyada con especial ímpetu por el PSOE sobre una premisa tan desmemoriada como contradictoria: Canal Sur se ha convertido en un instrumento de manipulación al servicio del Gobierno andaluz que el propio Ejecutivo andaluz pretende desmantelar, quedó zanjada el Día de los Inocentes con la destitución del jefe de Informativos de la cadena, Álvaro Zancajo .
Como las catástrofes no viene solas, 2020 dejó inundaciones en media Andalucía y el mayor incendio forestal de España en la Sierra y el Andévalo onubense
En imágenes, el año nos deja múltiples redadas antinarcos en el Campo de Gibraltar porque la droga sigue protagonizando buena parte de la crónica negra andaluza. Hasta aparecía en el trasfondo de sucesos como el hundimiento del Rúa Mar , con seis marineros y dos toneladas de hachís. Como las desgracias no vienen solas, 2020 dejó
para el recuerdo las inundaciones del temporal Gloria en Málaga y Jaén y el incendio de Almonaster , en Huelva cuando agosto era un espejismo de «nueva normalidad» tal que las muertes por la picadura del mosquito del Nilo parecían sólo pequeños coletazos de una maldición bíblica. La pandemia ampliaba el hábitat del reino animal como demostró un lince paseando por Rociana... ¿Por qué no creer en un año así que una pantera negra andaba suelta por la provincia de Málaga?
La dureza de la crisis
Para catástrofe, la económica . Los cierres obligados del confinamiento, la caída de la primera industria: el turismo; la suspensión de todo tipo de fiestas y eventos con sus consecuencias en la economía doméstica de miles de familias... Merced a las mejores cifras de la pandemia el Gobierno andaluz ha podido mantener un sistema híbrido de restricciones para atemperar el desastre en el comercio o la hostelería, pero las consecuencias a medio plazo del retroceso económico dejan muchas otras víctimas anónimas de la pandemia que no serán reconocidas como tales.
El año se ha llevado por delante la subasta de medicamentos de 2012, confirmada con una foto de Moreno con el sector farmacéutico idéntica a las que en San Telmo se hizo el presidente durante todo el año con empresarios, sindicatos y colectivos bajo la premisa de un pacto por la recuperación que se confía a un nuevo presupuesto , aprobado en tiempo y forma, que incluye la reactivación de la inversión pública y supone en lo político asegurar la continuidad a término de la Legislatura . Un mandato que a partir de ahora estará marcado por la tensión con el Gobierno central por el reparto de los fondos europeos y la reclamación histórica de una financiación autonómica justa.
El año político
En lo político, el año en el que nos dejó Julio Anguita , será inolvidable para Adelante Andalucía, una multialianza electoral que se rompe en dos, con Teresa Rodríguez y sus «anticapitalistas» expulsados y en el limbo parlamentario. En el PSOE suenan ya los tambores de la batalla por la renovación del liderazgo que llegará en el congreso de 2021. Susana Díaz ya sabe que tendrá oponente y que todo es virtual en la «entente cordiale» con el sanchismo. También el año deja una crisis larvada en Ciudadanos que
puede ser letal para un pacto de Gobierno sustentado principalmente en el talante de Juanma Moreno y Juan Marín . Para Vox, el procesamiento del juez Serrano, obligó a un cambio que deja luces del apoyo al presupuesto y sombras destempladas, como la salida airada del portavoz Alejandro Hernández con aquel «A tomar por culo» con el que se fue del Pleno en un rebote que queda para la posteridad y que, sin duda, hoy supone una frase ilustrativa con la que despedir a este aciago año.