La veleta de Ciudadanos en Andalucía busca el viento del oeste

Juan Marín ha encontrado en la «operación Espadas» una senda para marcar otro rumbo político al partido

Juan Marín, en una imagen de archivo ABC

J. J. Borrero

Son detalles , pero concatenados se antojan parte de una estrategia para marcar otro rumbo político a Ciudadanos tras la tormenta electoral de noviembre y en plena reorganización del partido.

El primer síntoma del cambio es la disociación. Juan Marín ha dado instrucciones para que los cargos públicos vinculen los logros del Gobierno andaluz a la acción del partido . Hasta ahora todos los éxitos eran méritos compartidos de los socios de gobierno. La cohesión interna ha sido una de las claves más positivas del primer año de mandato de un Ejecutivo en minoría. La convivencia no ha sido un problema sino más bien un valor añadido para la marca del «gobierno del cambio». Pero los resultados electorales y las encuestas indican que el PP está rentabilizando mejor de cara a la opinión pública su paso por la Junta. Marín tiene que ganar visibilidad y sus consejeros recordar de forma permanente que son de Ciudadanos.

El segundo paso es marcar a partir de ahora la máxima distancia posible con Vox . Con ello también lo hace del PP, que va a tener que seguir ejerciendo el papel de conciliador para que cuadren las cuentas en mayoría cuando se trate de votar cuestiones de importancia. Salvado el escollo de aprobar el presupuesto de 2020, la formación naranja va a remarcar que nada le une al partido más conservador para reivindicar su espacio de centro liberal. Lo ha demostrado en asuntos como el «pin parental», sobre el que ya no hay paños calientes sino una rotunda negativa.

La estrategia no pilla desprevenido al PP andaluz , al que Moreno quiere situar en la moderación frente a los que abogan por disputarle a Vox los votos en el extremo de sus planteamientos. Eso obliga a Cs a ser más rotundo en su desafecto. Como ha ocurrido con su proyecto de «Ley de Concordia» , Vox va a sufrir un aislamiento cuyas consecuencias en la gobernabilidad son una incógnita.

El tercer síntoma de los nuevos vientos que busca Ciudadanos en Andalucía es la buena sintonía que demuestra tener el partido con el alcalde de Sevilla, Juan Espadas. Esta pasada semana han coincidido en el desbloqueo de la Ciudad de la Justicia y el tranvía hasta Santa Justa, dos importantes proyectos de la ciudad pendientes desde hace años. El acercamiento no es circunstancial. Marín ha visto una oportunidad en la «operación Espadas» que sitúa al regidor sevillano como sucesor de Susana Díaz . Aunque esa posibilidad es solo eso, una posibilidad, Marín ha visto en ella un buen filón para desencasillar a su partido y engrasar la bisagra por si es necesario cambiar la orientación de la puerta que asegura seguir en el poder.

En un contexto imposible de mayorías absolutas, Ciudadanos prepara el terreno por si precisa un papel destacado en el cambio del cambio. Con Susana Díaz sería imposible, pero el perfil de Espadas no les penaliza. Todo lo contrario, puede recuperar el espacio electoral perdido a su izquierda. Muchos en el PSOE ya evalúan las dimensiones de esa oportunidad, que avala las expectativas no desmentidas de Espadas por asumir el liderazgo del socialismo andaluz.

Y todo, mientras la futura líder del partido naranja, Inés Arrimadas, se muestra a favor de la unión electoral «Cataluña suma» y expandirla a País Vasco y Galicia. Del resultado que dé el invento en esas comunidades dependerá que se aplique luego en Andalucía. Sería lo lógico, pero es pronto. El cambio de rumbo demuestra la cautela de los liberales. Llegada la hora, las encuestas indicarán si es más rentable sumar o dividir.

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