Sentencia del caso ERE. Análisis
El tsunami de la corrupción
La duda ahora es hasta dónde llegará la ola de los ERE. Sánchez puede aprovecharla para eliminar a Susana Díaz, pero la marea amenaza también a Ferraz
Ni el más convencido de los militantes socialistas puede defender ya la honestidad de al menos nueve años de gobierno socialista en Andalucía. La Sala Primera de la Audiencia de Sevilla ha resuelto que entre los años 2000 y 2009 se practicó desde la Junta una política corrupta, diseñando un sistema administrativo para manejar 680 millones de euros (para los que no somos millenials, más de 113.000 millones de pesetas) al margen de la fiscalización pública. Un dinero presupuestado para crear empleo en la tierra del paro, pero que fue destinado a beneficiar a empresas amigas mientras todo tipo de intermediarios e intrusos acercaban su cazo al guiso presupuestario para llevarse su parte del banquete, al más puro estilo de cucharón y paso atrás. Eso que se sepa, porque Mercedes Alaya fue apartada de la instrucción justo en el momento en el que iba a tirar del hilo del dinero en busca de una eventual financiación ilegal del partido. La megajuez estaba en aquel entonces instruyendo también el caso Formación y mucha gente se puso nerviosa, no sólo en el PSOE. La estrategia de puente de plata hacia la Audiencia de Sevilla funcionó para quitar de en medio a la magistrada, con mentiras y traiciones de por medio.
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Una vez probada y condenada la corrupción socialista, la gran cuestión es hasta dónde llegará la marea de las responsabilidades políticas. En Ferraz deben pensar que no hay mal que por bien no venga, ya que la sentencia les ofrece una oportunidad inmejorable para sacar definitivamente de la primera línea política a Susana Díaz. Pese a los halagos y las miradas pizpiretas que se cruzaron durante la pasada campaña electoral en los mítines en los que coincidieron, ambos dirigentes siguen manteniendo un pulso tenaz . La tensión latente se vislumbró nada más terminar el recuento electoral: el secretario de Organización, Juan Cornejo, valoró ufano ante los medios que los resultados regionales certificaban que Andalucía sigue siendo de izquierda, y a los pocos minutos el hombre de confianza de Sánchez en la comunidad, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, le corregía señalando que el PP, Ciudadanos y Vox habían sumado más que los partidos de izquierda en Andalucía. La diferencia contable estribaba en que Cornejo contó como propios los votos de todos los partidos que no integran el trifachito andaluz, y Celis sólo los ideológicamente afines.
Además, con posterioridad a 2009 Díaz fue consejera de Presidencia con el hoy condenado José Antonio Griñán
Sánchez quiere hacerse con el control del partido en Andalucía, y la sentencia de los ERE puede proporcionarle la coartada para ello. Susana Díaz no estaba en los gobiernos investigados , pero es evidente que la sentencia afecta a un PSOE en la que ella desempeñaba ya un rol relevante. Además, con posterioridad a 2009 fue consejera de Presidencia con el hoy condenado José Antonio Griñán. Demasiados puntos débiles en el curriculum de una expresidenta que arrastra también la lacerante carga de haber perdido en las urnas la Junta de Andalucía.
Los ERE eran el PSOE
El problema de Sánchez es que si agita demasiado las aguas pueden terminar llegando a la propia sede de Ferraz. El PP, al igual que Ciudadanos, ya se apresuró ayer a devolver el torpedo de la Gürtel y pedir la dimisión de Pedro Sánchez. Lo cierto es que aplicando la doctrina Rajoy —según la cual el máximo dirigente del partido está contaminado por la corrupción aunque los hechos juzgados le pillen de soslayo—, la situación de Sánchez sería cuando menos comprometida. Sobre todo porque los argumentos que utilizó el PSOE contra Rajoy son ahora aplicables a la inversa . Si Ábalos señaló en la moción de censura de 2018 que «Gürtel era el PP y el PP era Gürtel», ahora ya se puede sostener que los ERE eran el PSOE y el PSOE son los ERE. Los socialistas se agarran al matiz diferencial de que no se ha probado financiación del partido, pero lo cierto es que el PSOE es el único partido de las democracias occidentales al que le han condenado a dos presidentes y seis consejeros por corrupción.
De la gestión del tsunami de los ERE dependerá el futuro político de España. Por ahora, el PSOE se ha limitado a desmarcarse del asunto, eludiendo a los hechos como referentes a un pasado remoto. «No es un caso del PSOE, sino de antiguos responsables públicos de la Junta», dijo ayer el propio Ábalos, llevando ya el morlaco al burladero de Susana Díaz. Es curiosa la perspectiva histórica del PSOE de Sánchez, según la cual Franco está vigente y los gobiernos de Chaves y Griñán pertenecen al pasado. Es la ventaja que tienen los que se sienten llamados a reescribir la historia.