Análisis
Una tormenta sobre el consejero de Salud
Jesús Aguirre se ha convertido en el objetivo principal del PSOE en su estrategia de desgaste al Gobierno andaluz
Después de la entrevista, primera tras su toma de posesión, dudaba si sería la elocuencia o su impetuosa ilusión el primer problema que tendría que gestionar Jesús Aguirre en el despacho principal de la Consejería de Salud. Para entonces, Aguirre ya conocía la estrategia de tierra quemada que le habían dejado sus antecesores y el reto que entraña sacar a la «joya de la corona» de la gestión socialista de la casa de empeños. Su ilimitada confianza parecía forjada a prueba de grandes desafíos, insistía en centrar su atención en los profesionales y en la despolitización del sistema, mientras admitía ser muy viejo para hacer promesas infundadas. Hoy, ocho meses después de aquella entrevista, Aguirre se aferra al timón de su inagotable optimismo en medio de una tormenta perfecta generada por frentes previsibles, sobrevenidos e intempestivos que mantienen a la sanidad pública andaluza en medio de una constante marejada.
Comencemos por lo obvio. No hay duda de que el principal objetivo en el mapa de la reconquista del PSOE andaluz se llama hoy Jesús Aguirre. El consejero de Salud es el blanco perfecto para las urgencias de los socialistas por recomponerse después del duro golpe que le supuso la pérdida del poder, sobre todo ahora que el desbloqueo del presupuesto de 2020 asegura una larga legislatura al Ejecutivo que preside Juanma Moreno.
El PSOE no perdona que Aguirre destapara el fraude en la lista de espera. Esos 500.000 andaluces que los gestores del SAS habían borrado de las estadísticas oficiales enviadas al Ministerio de Sanidad. Algo parecido a lo desvelado ahora con las cifras de vacunados de la gripe, cuya investigación se remitirá a la Fiscalía. Ambos fraudes prueban las miserias de un sistema sanitario infrafinanciado que no daba más de sí y cuyas costuras saltaron con aquellas mareas blancas de las protestas de profesionales y usuarios que tanto restaron a la credibilidad del Gobierno de Susana Díaz.
Precisamente porque Díaz conoce a la perfección la complicada situación del sistema sanitario, es por lo que ha desatado la ofensiva de todo su partido contra Aguirre para, apenas diez meses después de perder la presidencia de la Junta, aparecer ahora sin pudor como abanderada de los descontentos.
El PSOE insistió desde el primer momento en exigir la dimisión del consejero y lo hacía reiteradamente
El nivel de agresividad de la campaña socialista contra Aguirre se puso de manifiesto durante la crisis de la listeriosis. La vulnerabilidad que ofrecía un nuevo equipo en la consejería en medio de las vacaciones del verano y las vacilaciones primeras del consejero, que creyó contar con la colaboración de la empresa responsable de la intoxicación , así como el posterior rifirrafe entre Salud y el Ayuntamiento de Sevilla sobre las responsabilidades en el control sanitario, fueron caldo de cultivo propicio para la embestida. El PSOE insistió desde el primer momento en exigir la dimisión del consejero y lo hacía reiteradamente en medio de la fase aguda de la crisis sanitaria. Apesar de las adhesiones mostradas por colectivos profesionales y sociedades científicas a la labor desarrollada por la Junta, la presión política sobre Aguirre no ha cesado pasado el brote y ha trasladado a determinados sectores de la opinión pública que el consejero está «tocado». En los actos públicos hay periodistas que le preguntan todavía a Aguirre por sistema si va a dimitir.
Tras la estrategia de desgaste de los últimos meses llega otra campaña: la electoral, –tercera a la que se enfrenta el nuevo Ejecutivo andaluz este año–. Llega por tanto un momento propicio para favorecer coincidencia de intereses.
No parece casual que a las puertas de otro proceso electoral los sindicatos hayan convocado movilizaciones en hospitales y centros de salud para denunciar las condiciones laborales que sufren los trabajadores. No obstante, hay evidencias de que la protesta va más allá del oportunismo de la fecha preelectoral. El cansancio de las plantillas que esperan un cambio estructural del modelo, sobre todo en Atención Primaria, aumenta y ofrece los primeros síntomas de divorcio de las batas blancas con aquel médico rural que tras tomar posesión como consejero prometió dar su sitio en la gestión a los profesionales.
El Sindicato Médico
El síntoma más llamativo del descontento es el anuncio realizado por el Sindicato Médico –organización de la que Aguirre fue fundador– de retomar las movilizaciones al considerar incumplidos los compromisos de la consejería. Sobre todo en el de la equiparación de los profesionales sanitarios para que dejen de ser los peor pagados de España.
El posicionamiento del Sindicato Médico al hilo de las protestas de otros colectivos se vincula en la consejería a la competencia entre sindicatos si bien sorprende la agresividad o vehemencia con la que se han expuesto algunos planteamientos en el contexto de un periodo preelectoral y a solo diez meses de la toma de posesión del nuevo Gobierno autonómico.
Un sistema insaciable
No todo el mar de fondo es fruto de intereses políticos o sindicales. La clave de las protestas sigue teniendo un trasfondo económico. La falta de sustituciones y la sobrecarga laboral auguran un difícil periodo para cuadrar plantillas hasta final de año. Hay también problemas estructurales, como la falta de determinados perfiles profesionales para contratar, que la Consejería esgrime con preocupación. Aún así, durante los últimos diez meses, Salud sostiene que ha contratado a 4.600 profesionales y ha elevado el porcentaje de cobertura de bajas hasta el 28 por ciento –el doble que en 2018–, al tiempo que ha erradicado los contratos concatenados de menos de seis meses para el personal de categorías no estructurales que en un 30 por ciento ya tienen estabilidad laboral, además de estar inmersa en el concurso de traslado de 97 categorías con más de 15.000 plazas.
Tampoco puede hablarse de recortes. Los presupuestos sanitarios para 2020 superan los 10.000 millones de euros suben más de un 4 por ciento y la cifra de inversión sanitaria por habitante se ha incrementado en 200 euros en estos diez meses. En cuanto a proyectos, además del plan de choque de las listas de espera, se han impulsado planes atrasados como el de implantar unidades de ictus en todas las provincias y el de accesibilidad a la Atención Primaria para reducir el cupo diario en agenda a 30 pacientes que ya se aplica como experiencia piloto en 35 centros de salud. En cuanto a inversiones, se han desatascado proyectos como la Ciudad Sanitaria de Jaén, el tercer hospital de Málaga o todos los Chare de la provincia de Huelva, cuyas obras llevaban años abandonadas.
A pesar de lo anterior, la sensación en buena parte de los profesionales del Servicio Andaluz de Salud es que el cambio no llega y que los políticos no responden a los retos del sistema sanitario, como explicitaba el presidente del Colegio de Médicos de Sevilla, Alfonso Carmona , en una reciente entrevista en ABC.
Todavía hay profesionales reclamando pagos pendientes del plan de hiperactividad quirúrgica
Esto demuestra que el sistema sanitario nunca estará saciado. En San Telmo ya son conscientes de las dimensiones del problema de la «sostenibilidad». Cualquier gasto extra tiene consecuencias en el resto del sistema. La aplicación del plan de choque contra las listas de espera, que el consejero planteó con efectismo en el inicio de su mandato , ha obligado a una reordenación presupuestaria de 53 millones este año que se ha alcanzado gracias a la generosidad de otras consejerías. La proporcionalidad entre el gasto que ha entrañado y la trascendencia que ha tenido el programa por número de pacientes es cuestionable, pero atender a quienes más tiempo llevaban esperando una operación fue un compromiso político del consejero y no reparó en otros condicionantes. Todavía hay profesionales reclamando pagos pendientes del plan de hiperactividad quirúrgica cuyos resultados se conocerán a final de año.
Esos millones dedicados a solventar un problema heredado podrían haber ayudado a cimentar más mejoras laborales comprometidas que han quedado sin asiento en el nuevo presupuesto cuya expansión no llega a tapar todas las grietas, siendo la de Salud la cartera mimada en las cuentas del Gobierno andaluz.
No habrá lugar para mucho gasto extraordinario. Hacienda advierte que el déficit cero es clave en el modelo de gobierno. No se puede recurrir al endeudamiento o se pondrá en tela de juicio el propio sistema. Por eso va a implantar un sistema de seguimiento de gasto en los centros sanitarios . Los directivos de Salud, que Aguirre nombró entre su círculo de confianza, van a tener que agudizar el ingenio para dejar de pensar que todos los problemas de salud se solucionan pidiendo más dinero. Es en esa cadena de mando de la consejería donde se centra ahora la presión interna y donde se podrían generar cambios a medio plazo.
Quienes buscan otro flanco débil a Aguirre sugieren presuntas desavenencias con el consejero de Hacienda, Juan Bravo, a cuenta del reparto de los último presupuestos. Hay síntomas que demuestran todo lo contrario. No es casualidad que Aguirre presentara recientemente a Bravo en un evento en el que ambos demostraron su camaradería. Allí Bravo comentó que la elección de Aguirre como consejero de Salud no fue casual: «Con su cara de buena persona... no se le puede decir que no y es el consejero que más necesita pedir». El equipo responderá unido a los retos. Yasí lo demostró cuando en el Consejo de Gobierno se pidió a las distintas consejerias un esfuerzo por detraer fondos para implementar los de Salud. Todas respondieron.
Tampoco pasa desapercibido el apoyo del presidente. Tras las críticas realizadas por algunos colectivos y representantes de los profesionales sanitarios, Juanma Moreno acudió esta semana al acto de inicio del curso académico del Colegio de Médicos de Jaén y al homenaje a la doctora María Castellano, donde Moreno destacó el esfuerzo inversor del Gobierno andaluz en Salud y el papel como pilar básico del sistema de los profesionales médicos «que siempre están ahí pese a las dificultades». Moreno compartió atril con el presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos, Emilio García de la Torre, que agradeció las «mejoras» en la disminución de las listas de espera y los contratos precarios. Al acto asistía también el presidente de la Organización Médica Colegial, Serafín Romero.
En un segundo plano, Jesús Aguirre y sus colaboradores están realizando una ronda de contactos con colectivos profesionales y sindicatos para pedir paciencia e informarles de la agenda para el cumplimiento de los compromisos de legislatura. El propio Consejo Andaluz de Colegios de Médicos templaba ánimos difundiendo el jueves un comunicado en el que desvelaba estas reuniones y mantenía la confianza en Jesús Aguirre, al que le pedía que no les defraude «como hizo el Gobierno anterior». Se gesta un acuerdo para concretar objetivos y plazos, principalmente en lo que se refiere a aumento de retribuciones, equiparación de guardias y eliminación de exclusividad.
Sobrexposición
Frente a la campaña que señala a Aguirre como el pilar más vulnerable de la Junta, el Gobierno andaluz ha respondido con otro misil. Es significativo que haya sido el portavoz y consejero de Presidencia, Elías Bendodo, quien asumiera la denuncia del presunto fraude de las vacunas de la gripe que ha descolocado al PSOE en plena ofensiva. Tras diez meses intensos, se evita una sobrexposición de Aguirre, cuya locuacidad, que lo hace muy cercano, supone también una oportunidad para cuantos le buscan las cosquillas.
Aguirre conoce bien el sistema, a los sindicatos y colegios profesionales y, sobre todo, se reconoce principalmente como médico y no va a rehusar a la batalla. Tampoco parece que le deba sorprender aparecer como primer objetivo de la oposición siendo consejero de Salud y Familias. Hace mucho tiempo que los partidos convirtieron a la sanidad en un apetecible campo de batalla político. El que esté libre de esa enfermedad que administre la primera vacuna. Y la registre para que no se pierda.
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