Susana Díaz y Teresa Rodríguez: la díficil relación con Madrid de las lideresas andaluzas
Ambas políticas tienen en común la pugna con los aparatos de sus partidos y las tensiones con sus jefes
Muchos analistas veían en Teresa Rodríguez las mismas cualidades políticas que en Susana Díaz : capacidad de liderazgo, empatía con los electores, convencimiento de su proyecto y ambición. Tal vez ellas mismas, y no precisamente por el hecho de ser mujeres , se reconocían la una en la otra y por eso tenían tan agrias discusiones en las sesiones de control del Parlamento de Andalucía.
Al principio parecía una discutible estrategia socialista para evitar que sus votos se pasasen a la formación morada pero pronto se descubrió que era antipatía mutua. Susana Díaz y Teresa Rodríguez no se soportaban, no eran capaces de mantener una relación cordial, no se entendían de ninguna manera. Y lo que parecía un rifirrafe parlamentario se convirtió en un problema político conforme más se acercaban las elecciones.
Porque había preocupación en las respectivas direcciones federales del PSOE y Podemos sobre la posibilidad de un futuro acuerdo de gobernabilidad. Cuando Teresa Rodríguez fundó Adelante Andalucía con Antonio Maíllo como líder de IU -otro adversario irreconciliable de Susana Díaz-, las cosas quedaron más claras. No iba a haber acuerdo de ninguna manera. El PSOE tendría que mirar a Ciudadanos.
Lo que pasó tras las elecciones de 2 de diciembre de 2018 ya es conocido pero los paralelismos entre Susana Díaz y Teresa Rodríguez siguen siendo inevitables.
Autonomía andaluza
Las dos han defendido la autonomía de su parcela andaluza frente a los líderes federales de sus respectivas formaciones políticas. Susana Díaz llevaba a gala ser la secretaria general del PSOE más importante de España, el que marcaba el paso al resto del partido. Una idea que Teresa Rodríguez trasladó a Podemos , un partido muchísimo menos federalista que sus rivales socialistas. El PSOE andaluz lleva años envuelto en la bandera de Andalucía, una estrategia que le ha funcionado por la ausencia de un partido autonomista.
Teresa Rodríguez olió el filón e inmediatamente hizo lo propio incluyendo en su confluencia a lo que queda del andalucismo, Primavera Andaluza e Izquierda Andalucista .
La defensa autonomista las llevó a ambas a enfrentarse con los respectivos aparatos orgánicos. Susana Díaz llegó a plantear que el PSOE andaluz se convirtiese en una suerte de PSC, un «partido hermano», exactamente lo mismo que Teresa quería para Adelante Andalucía antes de que las cosas se rompieran de manera tan abrupta. Años ha estado reclamando que Podemos Andalucía tuviese un CIF propio para poder gestionar sus cuentas corrientes , años pidiendo el censo de inscritos para poder controlar los círculos y convocar a sus bases, y años reclamando que los diputados andaluces de Podemos tuviesen grupo propio dentro de la formación morada como ocurre con los catalanes. Todo ha sido en vano. Ninguna de las dos ha logrado su objetivo.
Los pactos
Teresa Rodríguez había pactado con Pablo Iglesias un divorcio amistoso. Un pacto que ambos publicitaron en las redes sociales, muy al estilo de Podemos, aunque sin desvelar su contenido. Ahora hemos sabido que la palabra de Pablo Iglesias fue que Teresa Rodríguez mantuviese el control de Adelante Andalucía. Pero esta palabra no se ha cumplido. La política gaditana ha sido expulsada del grupo parlamentario y relegada a un segundo plano político y económico. Diputada no adscrita, sin derecho a preguntar al Consejo de Gobierno, mucho menos al presidente, y sin fondos para contratar asesores . Lo único que tiene, eso sí, es la marca Adelante Andalucía que está registrada por ella en el Ministerio del Interior.
Susana Díaz también asegura que tiene un pacto con Pedro Sánchez. Un acuerdo político al que sólo ella hace referencia y al que en Ferraz no prestan atención. Ese pacto pasa porque la expresidenta de la Junta tenga la opción de volver a ser candidata a la presidencia del Gobierno andaluz. Un extremo que, por cierto, tienen que elegir los militantes socialistas en las primarias que se convocarán al efecto.
El entorno de la lideresa socialista también defiende que ese pacto supone que Susana Díaz no será nombrada para ningún cargo en Madrid, lo que la alejaría de Andalucía. De forma recurrente llegan a los medios de comunicación voces que aseguran que será nombrada ministra de Defensa , nombramiento que, por cierto, nunca se produce. La política sevillana ha dicho en varias ocasiones que «Pedro sabe que mi pasión es Andalucía».
El PSOE no es, desde luego, Podemos. Es un partido con más de un siglo de historia que sabe saldar bien las cuentas internas. Por eso no es previsible que la salida de Susana Díaz sea parecida a la que ha tenido Teresa Rodríguez. La socialista tendrá que ganar unas primarias si quiere ser candidata y un congreso si quiere seguir siendo secretaria general. Y, en este momento, las cuentas ya no le salen.
Claro que Díaz es una política que no se da por vencida y si algo tiene en su haber es que sabe manejarse bien en los entresijos orgánicos. Susana Díaz se ha curtido en la pelea interna desde que militaba en las Juventudes Socialistas y está preparando el siguiente envite. Aunque Pedro Sánchez cambió las reglas del juego del PSOE en el 39 Congreso Federal y ahora cuenta el voto de todos y cada uno de los militantes, un electorado mucho más amplio que los antiguos delegados.
Teresa Rodríguez también es una política curtida en la confrontación. Toda su trayectoria ha estado marcada por la pelea desde su formación Anticapitalista. Sin embargo, no se ha visto venir el golpe político que le han asestado sus antiguos compañeros. Habrá que ver si también en esto, las vidas de ambas son paralelas.
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