Mensaje de Fin de Año
Susana Díaz cierra el año enrocada y dándole alas a Vox
La presidenta en funciones elude la autocrítica y se centra en las críticas al partido llave para el Gobierno del cambio
Nunca en sus cinco años al frente de la Presidencia de la Junta el tradicional discurso de Fin de Año que retransmite Canal Sur Televisión había levantado tantas expectativas . Pero este año las circunstancias son especiales y las palabras de Susana Díaz eran esperadas sobre todo porque se trata de su más que probable último discurso oficial institucional y porque ha permanecido en un clamoroso silencio desde que reunió al Comité Director del PSOE el 5 de diciembre para conseguir su aval y tratar de iniciar negociaciones políticas que le pudieran permitir revalidar su Gobierno en la Junta.
Ni ha podido llevar a cabo esos contactos políticos, ni se ha vuelto a pronunciar en público, ni tampoco este domingo se salió del guión que ella misma —¿o su equipo?— elaboró tras la debacle electoral. Así, Susana Díaz se centró fundamentalmente en demonizar a Vox, la formación más a la derecha del arco parlamentario andaluz, aunque sin nombrarlo expresamente. Una formación que, precisamente, tiene la llave del Gobierno del cambio por el que el PPy Ciudadanos la van a relevar en la Junta.
Llamó la atención una total falta de autocrítica y, lo que resulta más sorprendente, alguna referencia a la nueva situación política y a su salida del Gobierno andaluz. Se limitó a decir, de soslayo, que los andaluces eligieron un «nuevo Parlamento que debe seguir reforzando nuestro autogobierno» sin más detalles.
Pero no hacía falta que Díaz mencionara a Vox porque sus mensajes estaban más que claros. La presidenta en funciones alertó expresamente de las «amenazas» que puede suponer esta formación y su influencia en el próximo Gobierno andaluz, asegurando que pueden perderse «derechos y libertades».
«Los ideales de justicia, libertad y seguridad se encuentran seriamente amenazados por el auge del populismo y de los nacionalismos egoístas y ni Andalucía ni España son ya un territorio ajeno a ese peligro».
Enarbolando el espíritu del 28 F , Susana Díaz centró sus palabras en los asuntos de los que Vox hace bandera y los socialistas y el resto de fuerzas de izquierdas les reprochan insistentemente: la inmigración, la defensa de las mujeres y la recentralización del Estado.
La presidenta andaluza se cuidó mucho de criticar al Gobierno de Pedro Sánchez consciente de su débil posición política y por eso en cuanto a la crisis migratoria aseguró que es «a Europa» a quien hay que exigirle los esfuerzos para atender al drama de la inmigración ilegal, censurando a las mafias que trafican con estas personas.
Susana Díaz se refirió a la «intensa batalla interna contra la situación de injusticia que viven las mujeres» e hizo referencia al último caso que ha conmocionado a toda España, el asesinato de Laura Luelmo. Fue esa, casi, su única referencia a los hechos del año 2018 que despedimos, salvo por el «recuerdo especial» para los que sufrieron la terrible riada del pasado octubre.
Su gestión
La presidenta mantuvo el mismo discurso que ha defendido durante los últimos seis meses , el de la creación de empleo y la reducción de la tasa de paro, además de la recuperación de derechos y el fortalecimiento del Estado del Bienestar. Un esfuerzo que considera que es «mérito de todos los andaluces y andaluzas».
También en lo que se refiere al descontento de los andaluces, siguió el guión establecido que reitera cuando se le pregunta por los errores que ha cometido: «Es comprensible que la gente aspire a una recuperación más rápida y más profunda» .
El escenario elegido para la retransmisión de este mensaje de Fin de Año no fue al azar como no lo ha sido en sus años en la Presidencia cuando ha estado en la Alcazaba de Almería —la provincia olvidada— Medina Azahara que aspiraba a ser patrimonio mundial de la Unesco, y el Parque de Doñana por la polémica con el proyecto de Gas Natural.
En esta ocasión, Susana Díaz se dejó ver en la sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, el símbolo del poder que ha ostentado ella cinco años y el PSOE durante 36, donde se vislumbraba, además, su despacho al fondo. Una muestra más de su postura en este momento tan delicado. Se mantendrá en pie al menos mientras le sea posible, que no será demasiado tiempo.
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