SANIDAD

Solidaridad hasta el tuétano

El centro de referencia andaluz multiplica sus recursos para no verse desbordado ante el aluvión de donaciones de médula

Los doctores Isidro Prat y Sergio Fernández Paneque ante uno de los congeladores de CTRS de Málaga FRANCIS SILVA

F DEL VALLE

La sala de admisión del Centro Regional de Transfusión Sanguínea de Málaga es un goteo constante de personas. El gesto al principio es inseguro, pero el paso firme. Vienen a informarse sobre los requisitos para hacerse donantes de médula ósea. A Sergio Fernández Paneque , coordinador autonómico del Plan Andaluz de Donantes , le interrumpen varias veces mientras charla con el periodista. El joven médico se marcha a realizar una entrevista informativa a un potencial donante.

Los últimos casos de leucemia conocidos, en especial el del joven deportista marbellí Pablo Ráez , han multiplicado las ansias de solidaridad ciudadana. El milagro de salvar una vida, al alcance de cualquiera y sin coste. Aunque la leucemia es la enfermedad más conocida que puede sanarse introduciendo en el cuerpo del paciente las células madre que contiene la médula ósea, hay otro tipo de tumores y patologías hematológicas que también tienen curación gracias a esta técnica

La imagen resulta paradójica. Aledaño a un hospital antiguo y cascado —el Civil— levantado en el siglo XIX en torno a un viejo patio que haría las delicias de cualquier director de películas de terror, se levanta un pequeño pabellón también gastado, pero que en su interior alberga la maquinaria más avanzada en torno a todos los procesos en los que están imbricados la sangre y los tejidos como materia salvífica.

Congeladores de última generación se agolpan por salas y pasillos. Conservan la materia prima de la solidaridad de los andaluces. En una de sus plantas suena una soldadora. Allí se va a ubicar el ultimísimo aparataje que ha de llegar para el proceso del plasma. El centro malagueño, donde también se conservan las muestras de las donaciones de cordón umbilical de toda la comunidad, es con Madrid y Barcelona uno de los tres únicos de referencia que existen en España para el análisis de las muestras de médula ósea.

La actividad se ha multiplicado aquí en los últimos meses. Tanto que, en una época de recortes y dificultades insoslayables para el ámbito sanitario, el equipo que dirige el doctor Isidro Prat , el jefe de Sergio, ha multiplicado sus recursos. Dado el aluvión solidario «padecido» desde que Pablo Ráez entonase su «siempre fuerte» en las redes sociales, han podido sumar una enfermera, cuatro técnicos (lo que significa un 200 por ciento más de la plantilla habitual) y dos administrativos que se han unido al equipo. Están doblando turnos, mañana y tarde. Dependiente de forma directa de la gerencia del SAS, este centro puede considerarse un privilegiado.

No es para menos. Las cifras cantan. Y modulan acordes celestiales. Si la cifra mensual de donaciones solía oscilar entre un centenar y 250, el centro recibió en agosto 2.000 y septiembre lo ha cerrado con 3.000. En Andalucía, a 30 de septiembre se habían producido 18.800 donaciones , cuando se habían presupuestado para todo el año solamente 4.500.

El grito hacia la concienciación de PabloRaéz , confirman los doctores, ha sido clave. «Siempre hay un repunte cuando hacemos una campaña de captación, pero los casos personales tienen más pegada. Y más cuando se utilizan bien las redes sociales». Éste ha sido el caso del joven enfermo de leucemia, que precisamente acaba de encontrar un potencial donante para someterse a su segundo y esperanzador trasplante.

¿Permite este aluvión que se puedan seleccionar todas las muestras recogidas? «En ello estamos», afirma Prat, convencido de que los nuevos recursos puestos a su alcance así lo van a permitir. Lo contrario sería una pena. Impediría que se produjese la «segunda llamada».

Al principio del proceso, al donador sólo se le practica una extracción de sangre normal. En el CRTS de Málaga se realiza el «tipaje», la clasificación de esas muestras obtenidas de donantes no emparentados —en principio se busca en la familia del enfermo, pero sólo en un 30% de los casos se encuentra compatibilidad real— y se envían los datos al registro español de médula (Redmo) que depende de la Fundación Josep Carreras . Éste está a su vez conectado con el registro internacional.

La «segunda llamada»

Si un donante recibe la segunda llamada, sabe que ésa es ya la de la esperanza. La que llega cuando se detecta la compatibilidad entre su primera muestra y la necesidad de un enfermo, el potencial receptor. Que puede ser para un enfermo de cualquier parte del mundo, lo que multiplica las posibilidades.

Cuando se encuentra esa compatibilidad, el centro malagueño vuelve a entrar en contacto con el donante. «Es indescriptible la sensación de alegría de una persona seleccionada», apunta Pérez Paneque cuando se le pregunta por el mejor momento de su trabajo. «No recuerdo, en este punto, ninguna negativa», apostilla Prat .

Ahora se practicará una segunda extracción sanguínea a la que se hará un amplio estudio analítico además de descartarse nuevas patologías. Si finalmente el donante es el escogido, llegará el momento de someterse a la auténtica donación de médula. El milagro de dar de nuevo la vida está más cercano.

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