ANDALUCÍA
Sánchez Gordillo llama «perros» a los militantes del pp en un mítin del SOC
Coincidió con Cañamero en la celebración del 40 aniversario del Sindicato de Obreros del Campo
Se celebraba el cuarenta aniversario del S O C la noche del pasado viernes en Morón de la Frontera — que se remonta al 1 de agosto de 1976, en realidad— con un cartel de lujo para la fiel militancia del histórico Sindicato de Obreros del Campo andaluz, hoy llamado SAT ( Sindicato Andaluz de Trabajadores), aunque tanto monta, monta tanto: María del Carmen G arcí a, parlamentaria en la Junta de Andalucía con Podemos; Óscar Reina , actual presidente del SAT; y los que centraron todas las miradas, Juan Manuel Sánchez Gordillo y Diego Cañamero se subieron al estrado.
En los últimos meses se especulaba mucho con la relación que tenían ambos líderes , o siendo más específicos, sobre la ausencia de la misma. La inclusión de Cañamero en las listas de los diputados de Unidos Podemos en las pasadas elecciones fue una de las causas más claras del distanciamiento entre éste y Sánchez Gordillo, por lo que la noticia de que ambos comparecerían al acto del aniversario del SOC en Morón cobraba un nuevo interés. La ausencia del alcalde de Marinaleda en los primeros compases de la velada disparó las especulaciones en ese sentido.
El acto estaba programado a las ocho de la tarde para el gran público que se congregaría en el Centro Social Ocupado «Julio Vélez» (popularmente conocido como Módulo Azul en la localidad), pero antes de ello, los dirigentes del SOC-SAT tuvieron una asamblea en la que trataron diversos temas. Entre ellos, futuras líneas de acción que el sindicato realizaría, con Andrés Bódalo , siempre presente, incluso en camisetas de la misma iconografía del Che Guevara , como protagonista.
A esa reunión faltó el mítico Juan Manuel Sánchez Gordillo, pero sí que estaba Diego Cañamero, que atendía a los medios de comunicación presentes en el acto. El mensaje era el mismo. «Somos gente sencilla que representa al pueblo, que no tiene nada que ver con ellos, que van enchaquetados al trabajo y son los que sacan de la caja pública. Vamos con el alma del pueblo, y con este tenemos que ir de la mano para cambiar la sociedad» fue su discurso.
Distanciados
Comenzaron las intervenciones pasada la media hora sobre lo previsto, con María del Carmen García, diputada andaluza por Podemos — «Mari la del Coronil» tal y como fue presentada— hablando del papel de la mujer en décadas de lucha sindical y con Óscar Reina tomando el testigo de los históricos, cuando hizo su aparición Juan Manuel Sánchez Gordillo. Al principio no llamó la atención, pero pronto fue divisado. «Míralo, ahí está» , se escuchaba entre los asistentes, que señalaban al alcalde de Marinaleda. Éste estaba en una esquina, mientras Cañamero se encontraba en la otra. Juntos, pero no revueltos.
Y llegó el momento en que Sánchez Gordillo tomó el micrófono . Es posible que haya permanecido un tiempo alejado de la esfera pública por su depresión (se notaban ciertos rasgos a la hora de hablar), pero es innegable que es un líder para su gente y que sabe manejar a la perfección esa imagen mesiánica que se ha ganado en las bases del sindicato. Con su clásica camisa desabrochada , la barba poblada y el pañuelo palestino , Juan Manuel Sánchez repartió para todos: bases americanas en Rota y Morón (aprovechando la cercanía), a los votantes de los dos partidos mayoritarios, especialmente al PP, con improperios e insultos de alto voltaje.
Así, Sánchez Gordillo dijo literalmente que el PP es «un puto partido de perros» y que sus militantes son «franquistas hijos de la gran puta». El otrora líder carismático del SOC también se dirigió a las bases del sindicato y de Unidos Podemos, a los que conminó a «no abandonar la calle para estar en las instituciones».
El «odio» de Susana
Aquello parecía un mensaje claro a su fiel compañero Cañamero, que escuchaba con atención comedida mientras todo el público se entregaba con devoción y ovaciones a Sánchez Gordillo. Pero éste, manejando los tiempos de forma eficaz, recordó el «odio que Susana Díaz nos tiene a Diego y a mí», para luego romper una lanza por él y las « mentiras y calumnias y canalladas que han estado soltando contra Diego y su familia». Con ello aludía a las informaciones publicadas por ABC sobre la cesión de una finca pagada con subvenciones públicas a familiares de Cañamero, una actuación sobre las que el Gobierno andaluz le ha pedido explicaciones.
El diputado nacional de Podemos cerró el acto celebrado en Morón recogiendo el guante de su predecesor y tratando de desmitificar su nuevo cargo en el Congreso: «Estaremos siempre con el pueblo, las instituciones no me ablandarán, ¡a mí me importan un bledo las instituciones!» , dijo Cañamero. «Dimito si se demuestra que esas cosas son verdad y no mentiras para hacerme daño a mí o al sindicato» volvió a decir el político y sindicalista sobre las propiedades públicas que, presuntamente, ha facilitado a su familia.
Concluida esta intervención, como para acallar los rumores que hablaban del distanciamiento entre los dos, Cañamero y Sánchez Gordillo se fundieron en un abrazo sentido e incluso posaron para una fotografía juntos. Pero el alcalde de Marinaleda tiene una gran virtud, la transparencia de su rostro, que mostraba su incomodidad. En cualquier caso, las bases del SOC (SAT) les pudieron ahorrar la convivencia con la solicitud constante de fotos, como si de estrellas del rock se tratase, antes de pasar a la buena música de «Azotea» y «Gente del Pueblo».
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