Su erradicación es ardua y costosa
El riesgo de las especies invasoras, del mejillón cebra a los camarones
En el estuario del Guadalquivir hay una quincena, entre ellas el camarón, más grande que el autóctono y de color rojizo

El virus Zika , sobre el que ya ha alertado la Organización Mundial de la Salud, se propaga a través del mosquito Aedes, una especie que no se da en España, pero que podría llegar a nuestro país por mor del aumento de las temperaturas, como ya ha sucedido con el mosquito tigre , detectado en varias zonas de nuestro país, entre ellas Málaga. Este mosquito tigre, que es transmisor de enfermedades como el dengue, no es la única especie invasora en Andalucía; algunas de ellas pueden ser un riesgo para la salud humana, pero la mayoría son un peligro para nuestro ecosistema y pueden llegar a dañar cosechas e infraestructuras.
Sólo en el estuario del Guadalquivir, según explicó Fernando Ortega, jefe de servicio de Flora y Fauna de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía , se estima que hay unas quince especies exóticas. Llegan, generalmente, a través del agua de lastre , la que los barcos toman para hacer contrapeso en los puertos de partida y que tiran cuando llegan al de destino. Esa práctica, que está en vías de regulación para evitar precisamente la introducción de especies peligrosas, es la que ha hecho que llegue al Guadalquivir unos camarones que están haciendo ya la competencia a los autóctonos; se trata de un camarón de color rojizo, más grande que el nuestro pero que no es tan sabroso.
El cangrejo chino también es una especie que llegó a Andalucía en las aguas de lastre de los barcos. En este caso, son peligrosos porque pueden provocar la erosión de las riberas por excavación de galerías así como provocar importantes daños en el sector agrícola y piscícolas, porque además de robar cebos, provoca daños en las artes de pesca y hasta puede comerse los brotes de la planta. También puede transmitir enfermedades. Hace unos años, se detectaron en el Guadalquivir, pero se puso en marcha un plan de contención en el interior del canal de Alfonso XII, con rescate de ejemplares a traves de hazas, que logró controlarlos. El 90% de las capturas de cangrejo chino se hicieron en la proximidad de la esclusa, aunque también se localizaron en Gelves, Brazo del Este y Brazo del Oeste. En los últimos años las capturas se han reducido significativamente y, con ello, su presencia.
Entre esas especies que llegan a través del tráfico marítico se encuentra también una especialmente peligrosa, el mejillón cebra . Este molusco tiene un crecimiento desaforado y va tapizando poco a poco con su costra las riberas de ríos y embalses, variando el ecosistema e invadiendo tuberías. En Andalucía sólo se ha detectado en dos o tres embalses, pero se está muy vigilante. El problema, destaca el responsable de Flora y Fauna de la Junta, es que las larvas pueden vivir varios días, con lo que si una embarcación navega por un pantano en el que hay riesgo y luego lo hace por otro, es fácil que se propague. Por ello, la Junta y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), llevan a cabo programas de control sobre los embalses en los que se ha detectado (Iznakar, Breña y algunos de Cádiz y Málaga), en algunos de los cuales se han llegado a suspender la navegación. En la provincia de Sevilla, la CHG acaba de instalar en el embalse de Peñaflor la primera estación de monitorización en continuo de larvas de mejillón cebra en la cuenca del Guadalquivir.

Aunque el tráfico marítimo es una de las vías principales de llegada de las especies invasoras, no es la única. En muchas ocasiones, estas especies llegan como mascotas exóticas a los hogares y cuando crecen, como se vuelven algo agresivos, son abandonadas en un lugar que sus propietarios entienden que es más adecuado pero que, en realidad, no lo es. Es el caso por ejemplo de los galápagos exóticos y más en concreto del galápago o tortuga de la florida , cuyo mayor peligro, además de ser vector de algunas enfermedades como la salmonella , es que son muy competitivos con otras especies y de hecho está provocando la desaparición del galápago europeo. Las capturas que se han hecho en los últimos años de estos animales, como la que se hizo en 2005 en la reserva natural de El Portil (Huelva) han conseguido reducir su presencia.
El programa de control de especies exóticas invasoras también ha logrado reducir la presencia de un animal que entró como mascota sin tenerse en cuenta lo agresivo que puede llegar a ser: el mapache , un animal cuya tenencia está actualmente prohibida. En su día se llegaron a localizar una quincena de ejemplares en el entorno de Doñana y la Junta tiene activado un protocolo, con difusión entre los agentes de medio ambiente, ante la posibilidad de que aún quede alguno suelto, ya que se teme que su carácter agresivo llege a atacar a predadores autóctonos como el lince .
No sólo estos animales no autóctonos pueden llegar a ser peligrosos para nuestro ecosistema, también hay algas y plantas que pueden suponer todo un riesgo. En 2008 se detectó la presencia en la costa de Almería, en Isla Terreros, la llamada «alga asesina» ; en 2012 su presencia se había extendido a cinco puntos de esa costa, incluido el el parque natural Cabo de Gata-Níjar; su presencia está ligado al desplazamiento de comunidades marinas autónomas. El «sargazo japonés» , que puede alcanzar hasta cuatro metros de longitud, es otro tipo de algas que reduce la concentración de nutrientes en el agua al no dejar pasar la luz; en la costa gaditana ha llegado a atascar redes de pesca y disficultar el tránsito de embarcaciones.
Los helechos de agua o el jacinto de agua son otras especies vegetales no autóctonas que pueden generar muchos problemas. Su introducción está ligada a la ornamentación. Se reproduce con tal facilidad que provoca la transformación del ecosistema al no dejar pasar la luz al agua y reducir los nutrientes . En la Consejería de Medio Ambiente son conscientes de su peligrosidad y están vigilantes para intentar acabar con ellos cuando son escasos, ya que si alcanzan unas dimensiones importantes «es imposible acabar con ellos». En su día, se detectaron algunos ejemplares en el entorno de la marisma de Doñana , pero se logró erradicar. En la actualidad, no hay constancia de su existencia, aunque se está vigilante.
Para reducir el impacto de estas especies, la Consejería de Medio Ambiente, cuyo programa para el control de especies exóticas invasoras ha cumplido ya diez años, trabaja en su erradicación, una labor muy costosa (tanto en la captura de ejemplares o la eliminación de plantas, como por los daños que provoca en las infraestructuras); y en concienciar a la población de los peligros que sopone para evitar su introducción. Si quiere formar parte de la red de alerta de especies invasoras de Andalucía y enviar avisos sobre localización de alguna, puede dirigir un correo a redalerta.invasoras.cmaot@juntadeandalucia.es