Remer: voluntarios que salvan vidas desde el salón de su casa en Andalucía
Los radioaficionados son parte activa en los planes de emergencias porque ellos mantienen una red de comunicación cuando todo lo demás falla
Si un terremoto destroza Andalucía , acabando con la señal de teléfono e Internet, aún habrá una última oportunidad para organizar el rescate de los afectados: los radioaficionados. Desde el salón de su casa -o desde un coche-, esta red de voluntarios son la última barrera de la catástrofe , los que pueden informar a los equipos de emergencias de dónde y en qué estado hay heridos, contar a las autoridades qué carreteras están practicables o mantener una línea de comunicación en uso para las fuerzas de seguridad y los responsables de gestionar la emergencia .
La Red de Radio Emergencia - Remer, según sus siglas -, nace tras una catástrofe natural, la del pantano de Tous, en 1982. Y desde entonces, hace ya más de 30 años, sigue siendo una red de auxilio cuando todos los demás medios de comunicación fallan. Pero, ¿por qué más de 750 personas en Andalucía trabajan de forma gratuita ayudando en los dispositivos de Emergencias? «Es nuestra forma de contribuir a la sociedad», explica Simón Murillo, radioaficionado y coordinador de Remer en Sevilla. «Es una satisfacción ofrecer tu tiempo y conocimiento a la sociedad», abunda, con orgullo. Este hombre, que lleva décadas en la gestión de emergencias detrás de su radio, llegó a este mundo antes incluso de que estuviese legislado, allá por el año 1981.
Explica Murillo que la provincia andaluza con más voluntarios es Sevilla, donde se concentran más de 170 . La que menos, es Huelva, donde solo hay unos 50, «aunque fueron los primeros en tener un plan de emergencias, por el Polo Químico».
Según Jesús Portillo, jefe de la unidad de Protección Civil de la Delegación del Gobierno en Andalucía , estos voluntarios son gente normal y corriente «con una afición. Suelen ser hombres en la mayoría de los casos, de más de 50 años». Hasta ahí el radioaficinado tipo, porque ni la profesión -pueden ser desde panaderos a ingenieros- ni su procedencia -por estadística hay más en las ciudades, pero abundan también en las zonas rurales- es homogénea. Hay de todo.
La Madrugada en Sevilla
Los radioaficionados voluntarios «participan en todas las catástrofes, como el caso del terremoto de Lorca». Pero también en los planes de emergencias de celebraciones multitudinarias como la Semana Santa de Sevilla, el Rocío o en la Feria de Abril.
Precisamente en la Madrugada de las avalanchas, el papel de Remer fue clave. Ellos, con sus unidades portátiles, fueron los ojos de la Policía en las zonas de bulla donde nadie llegaba. Desde los «puntos calientes» transmitían información de última hora sobre el terreno. « Estábamos en en el postigo del Aceite, en la Cuesta del Rosario , en la del Bacalao y en la plaza del Duque. Y luego gente con “walkie-talkies” iban en las bullas contando cómo estaba la situación», explica Simón Murillo. « Teníamos a los “corresponsales” que iban contando lo que pasaba en el momento y, además, tranquilizaban a la gente. Como sabemos lo que está pasando en todo el Centro, podemos transmitir que no está pasando nada y ayudar así».
No solo en la Semana Santa están presentes estos radioaficionados. También en el Plan Romero son una parte fundamental , puesto que acompañan a las hermandades hasta El Rocío. «Sobre todo en los puntos complicados, como el paso del Quema o el paso del río desde Sanlúcar al Coto de Doñana », cuenta Murillo. Así, los voluntarios de Remer acaban haciendo el camino a medias por devoción y a medias por colaborar con la seguridad de la peregrinación.
A coste cero
Más allá de lo personal, no solo el radioaficionado se beneficia de esta afición. También el conjunto de la sociedad, que tiene, a coste cero, una red de comunicaciones de emergencias siempre disponible y en perfecto estado de revista. «Los costos de los servicios prestados son sufragados por ellos mismos sin comprometer los fondos públicos», explican desde el ministerio del Interior, de donde depende la Dirección General de Protección Civil y Emergencias. Una red que salva vidas, a coste cero y que tiene el aliciente de que sus miembros pueden salvar vidas desde el salón de casa.