Día internacional contra el cáncer
Psicólogos, los salvadores de almas contra el cáncer
La sanidad pública no cubre la atención psicológica de los pacientes y sus familiares, que acuden a la AECC para asumir la enfermedad
El cáncer es como un arma de destrucción masiva. «Acabo de sobrevivir a una Guerra Mundial», dijo Pablo Ráez , aquel chico que multiplicó las donaciones de médula en España bajo el lema «Siempre Fuerte», cuando se salió de un segundo trasplante de médula para superar una leucemia. La noticia del cáncer afecta a todo: golpea al enfermo, sacude a la familia y pone en jaque todo lo conocido hasta ese momento, hay quien cambia de trabajo o de domicilio. Ante eso, se producen situaciones de ansiedad, estrés o depresivas que pueden llegar, incluso, a pensamientos suicidas. Es lo que previenen los psicólogos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) . «El cirujano y el oncólogo te curan el cuerpo, pero el psicólogo te salva el alma», asegura Noelia Ocón, que superó un cáncer de mama.
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Una ayuda que no se encuentra en la sanidad pública, como reconoce Mónica Caballero , una de las «psiconcólogas» que trabajan en Málaga. Lamenta que esta atención «fundamental» sólo la reciban uno de cada siete pacientes, sin contar a la familia. «Al enfrentarse a esta enfermedad la parte emocional es muy importante, porque favorece una buena adhesión al tratamiento», explica Caballero, que cifra sólo en el 20 por ciento los pacientes se deriva al psicólogo. Apunta que 87 por ciento de los enfermos no reciben atención especializada.
«Te bloquea»
Sus pacientes la definen como «un ángel». «El cáncer te bloquea como persona», dice Carlos Gómez, que perdió a su mujer por culpa de la enfermedad. «Hay que atender a las personas en el dolor, ante el sufrimiento, al principio o cuando esté avanzada. Los profesionales deben aprender cómo dar la noticia», señala Caballero, que trabaja en colaboración con varios centros sanitarios.
Agentes para preparar a la persona para vivir con la enfermedad o, incluso, para morir en un momento dado. «Si en una casa no se sabe cómo hablar del cáncer, la persona está muerta», explica Gómez. «Tenía mucho miedo. ¿Qué iban a hacer mis dos hijos?», afirma Noelia Ocón, que asegura que también tuvo que superar el «sentimiento de culpabilidad» por haber enfermado. «Pensaba que dejé de fumar tarde o que debería haber ido al médico antes», recuerda Noelia, quien dice que es «fundamental» estar en manos de un psicólogo ante el duro trance.
Para los pacientes y sus familias «es vital» que alguien les ayude a encarar el problema que se les plantea. «Hay que gestionar las emociones, porque con tranquilidad el tratamiento se lleva mejor», afirma Gómez. En su caso lo primero fue conocer la enfermedad con su mujer y sus hijos, sobre todo para «ayudarla a ella y para normalizar la situación con dos niños pequeños». Se calcula que en Andalucía se trataron 38.604 personas de cáncer en 2018 –según datos de la AECC –. Pacientes que necesitarían tratamiento psicológico personalizado, que sólo cubre la Asociación con un equipo reducido que no puede enfrentarse a un volumen de 2.988 casos en Almería, 5.659 en Cádiz, 3.954 en Córdoba, 3.951 en Granada, 2.385 en Huelva, 3.227 en Jaén, 7.710 en Málaga y 8.730 en Sevilla.
Sólo el 13 por ciento de los diagnósticos tuvieron este tipo de atención. Una de ellas fue Noelia Ocón, que asegura que durante el tratamiento se «olvidó respirar». Al superar el cáncer notó como un bajón y su vida se convirtió «en un infierno». «Me había preocupado de curarme el cuerpo, pero no la mente. Esta enfermedad es tan cruel que afecta a todo. Tenía cambios de humor y ansiedad», explica Noelia, que dice que acudió a la AECC a buscar ayuda y encontró a una persona que «humanizó la enfermedad» y le enseñó a tomar aire para seguir viviendo.