Los primeros cien días de Moreno: al cambio de Andalucía le toca ahora mirar al futuro

El Gobierno andaluz cumple el periodo que se marcó para aprobar sus 21 primeras medidas con la unidad como emblema

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla EFE

Juan J. Borrero

Han pasado cien días desde la toma de posesión de Juanma Moreno como presidente de la Junta de Andalucía. Su Gobierno de coalición traspasa esta semana esa frontera invisible que obliga al balance y marca el momento de relajar el discurso de la herencia para impulsar el del futuro.

Entre los aspectos más positivos de este periodo destaca la convivencia y la unidad interna del Gobierno de coalición. Si ha habido fisuras se han tapado a tiempo de que alguien las advirtiera. La imagen que trasladan Juanma Moreno y Juan Marín como socios en el Gobierno es de buena sintonía.Lo demostraron esta semana durante la rueda de prensa del balance de los cien días tras el Consejo de Gobierno. Un equipo que, con independencia de las siglas, se muestra unido y bien avenido , como demostraron en la cena previa al consejo celebrado hace un mes en Sanlúcar de Barrameda y que pagaron de su propio bolsillo los consejeros.

Hasta ahora, Moreno y Marín no han demostrado públicamente celotipias. Tienen marcados sus papeles, aunque algunos sectores creen que en ese reparto pierde presencia institucional el presidente. No ocurrió durante la celebración del primer 28-F del nuevo Gobierno, ni cuando Moreno firmó el decreto de bajada de impuestos en San Telmo. Su periplo por todas las capitales de provincia para entrevistarse con los alcaldes y la reciente firma del acuerdo con Ceuta y Melilla también han reforzado su imagen institucional como presidente. El protagonismo hasta ahora no ha sido motivo de conflicto entre los socios y eso que el Gobierno andaluz además de los cien días supera hoy otro reto:mantener la cohesión a pesar de la campaña electoral.

El socio discreto Vox

A partir de mañana, el resultado de las urnas puede marcar un nuevo ciclo en la convivencia interna del Gobierno andaluz , en función del nuevo rol que juegue cada partido en el panorama político nacional; sin olvidar a Vox, el socio de investidura de Moreno que hasta ahora se ha mantenido en un plano discreto sin generar muchos conflictos al Gobierno, pero que lanza periódicamente alguna amenaza de inestabilidad. La última llegaba de la mano del portavoz parlamentario Alejandro Hernández este miércoles cuando avisaba de que en adelante sus exigencias serán «más severas». «Vamos a ver si renueva cien días más... o se pone las pilas o ya veremos», dijo.

Además de las municipales, el próximo Rubicón a cruzar es el de la aprobación del presupuesto, cuyo anteproyecto estará listo antes del 1 de junio. Sin cuentas, el Gobierno del cambio quedaría bloqueado.

El trabajo de inventario inicial ha propiciado numerosas denuncias sobre la herencia recibida

El Gobierno andaluz se ha centrado hasta ahora en el aterrizaje, al tiempo que se esforzaba en superar el objetivo de aprobar en este periodo los 21 primeros puntos del pacto de Gobierno. El trabajo de inventario inicial ha propiciado numerosas denuncias sobre la herencia recibida. La labor ha sido ingente para desgranar la situación en la que se encontraban las consejerías, así como buena parte de sus entes paralelos, cuya continuidad está a expensas de la auditoría que analizará el próximo martes el Consejo de Gobierno.

El escenario económico descubierto en estos cien días ha permitido al Gobierno proyectar un discurso solvente sobre el déficit de gestión del anterior Ejecutivo socialista. En resumen, quedan sin ejecutar 26.923 millones de euros, existen 2.988 millones en subvenciones sin justificar , 4.665 millones de dinero pendiente de cobro que la Junta no ha reclamado y 762 millones en condenas judiciales por mala gestión del Gobierno anterior.

A los problemas económicos heredados se suma la bolsa oculta de medio millón de pacientes en listas de espera detectada en los centros sanitarios andaluces, a los que se suman otros 34.000 no reconocidos en la lista de espera de prestaciones de dependencia.

La herencia recibida, con ser un lastre en el trabajo del nuevo Gobierno, también le ha servido para generar una dinámica de reacción con sucesivos planes de choque. El sanitario sobre listas de espera ha sido el más efectista pues se ha activado sobre la marcha y de forma apresurada mediante incentivos a profesionales y optimización de los recursos, demostrando capacidad de reacción. A pesar de las críticas sobre el modo en el que se ha planteado desde la Consejería de Salud, la sensación es que se está trabajando para solucionar el problema con el compromiso de atender antes de junio a los 30.348 pacientes que más tiempo llevaban en espera. El plan continuará y para ello debe tener asiento en el presupuesto. Las previsiones iniciales de 25 millones se antojan escasas. En la misma línea, la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación también diseña un plan de reducción de lista de espera de dependencia dotado con 80 millones de euros. En materia sociosanitaria se anunció también el impulso a un plan de cuidados paliativos que contraprogramó el debate sobre la eutanasia.

En sus primeras 14 reuniones, el Consejo de Gobierno ha aprobado 170 medidas. La más trascendente es la bajada de impuestos con la eliminación del de Sucesiones, primera medida para reducir la presión fiscal que prometió Moreno a los andaluces, si bien las iniciativas en este sentido tendrán que quedar reflejadas en el presupuesto. De las 20 medidas restantes, la mayoría son iniciativas legislativas a desarrollar, como la que hace referencia a la eliminación de los aforamientos.

Burocracia y personal

El nuevo Gobierno también ha avanzado en medidas para rebajar la burocracia en la Administración. La Consejería de Fomento ha sido la más audaz en este sentido con la eliminación de las aprobaciones provisionales de planes urbanísticos y la reducción a diez días de plazo máximo para responder a peticiones de licencia.

Menos atrevida ha sido la política de reducción del gasto público y de personal. En eso está cauteloso el nuevo Gobierno, que quiere remarcar el carácter tranquilo del cambio andaluz. En este sentido, se van dando pasos poco a poco. Sanidad ha renovado el plantel directivo de los hospitales, pero en casi todas las consejerías se han mantenido puestos directivos de perfil técnico del anterior gobierno. En esto el Gobierno de Moreno es conservador. Sabe de los efectos negativos de una movilización del personal en la Junta si se viera amenazado, pero si no interviene en la adminitración paralela estará incumpliendo su compromiso electoral.

Casos como el de la incompatibilidad del científico Bernat Soria, demuestran que queda por hacer en la gestión de personal y recursos. La Junta tendrá que responder a otros conflictos laborales como el que plantea que, a pesar de sentencias en contra, se siga permitiendo que personal seleccionado a dedo, como el subrogado de la Faffe en el Servicio Andaluz de Empleo , siga haciendo trabajos de funcionarios con acceso a claves e información sensible.

El adelgazamiento de la mastodóntica administración andaluza se antoja necesaria para asegurar viabilidad al proyecto económico del nuevo Gobierno. Hacienda ha obligado a todas las consejerías a presentar un plan de ahorro antes que las peticiones de gasto e inversión, pero el adelgazamiento prometido en los programas de los socios de gobienro no parece que se plantee mediante una dieta milagro.

En otras cuestiones sensibles, como la renovación de la RTVA , los cien días se han quedado en poco más que una declaración de intenciones, porque sigue habiendo espacios resistentes al cambio, por muy tranquilo que éste sea.

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