«Prefiero que me den funciones antes que subvenciones»
El acróbata andaluz Miguel Ángel Moreno «Bolo», Premio Nacional de Circo, reivindica la innovación en la pista
Ni payasos ni hombres bala ni golpes en el pecho a la espera de aplausos tras un triple salto mortal. El circo ya no es lo que era. Tampoco ha dejado de serlo. Pero el circo no podía mantenerse ajeno a la evolución de las artes escénicas. Las nuevas generaciones circenses llevan años en la defensa de esa revisión. Después de Barcelona, Granada cuenta con una de las más pujantes escenas de circo contemporáneo, repleta de compañías que giran por todo el mundo. Entre ellas, Vaivén Teatro, reputada y fundada por el andaluz —nacido en Málaga y madurado en la ciudad de la Alhambra— Miguel Ángel Moreno «Bolo» . Entonces no imaginaba que algún día llegaría a ser galardonado con el Premio Nacional de Circo , un reconocimiento a su carrera profesional, así como al valor del circo contemporáneo.
¿Qué ha hecho para merecer el Premio Nacional de Circo?
Hay varias razones. Por el trabajo de la compañía, pero también me lo han dado por la renovación de la acrobacia a través de elementos escénicos y por ser un factor indispensable para la renovación del circo actual. Yo he sido muy guerrillero, yo lucho por eso.
¿El circo del futuro se parece al de las carpas, los tigres y los enanos?
Nuestra forma de hacer circo es contemporánea; la acrobacia no es el fin, sino el camino. Estamos contando una historia y no pedimos aplausos. Esa es la diferencia absoluta con el circo tradicional, al que le falla la estética. Los artistas de circo tradicional, por lo general, suelen tener una técnica muy buena, pero los patriarcas no dejan que sus nietos sean creativos. Si los dejaran, se convertirían en referentes mundiales.
¿Supone eso que el circo contemporáneo se ha aproximado al teatro?
El circo es circo y el teatro es teatro. Yo no interpreto, yo no modulo la voz, no imposto. Yo hago circo. Las historias no son exclusivas del teatro.
¿Quién vence en la pugna entre lo viejo y lo nuevo?
El circo contemporáneo ya ha ganado al tradicional. En Andalucía tenemos un problema estructural con las artes escénicas. Las nuevas generaciones, como la nuestra, estamos empujando muy fuerte y los que están en las instituciones no saben de qué les hablamos. Hay compañías que están a punto de cerrar porque su trabajo no puede salir adelante.
¿Es una cuestión monetaria o de voluntad política?
Hay muchos funcionarios que no han querido darse cuenta de qué está ocurriendo en las artes escénicas en general y en el circo contemporáneo en particular. Hay excepciones, como el Teatro Alhambra, que son como mi familia. El problema es que todavía hay poco circo. La programación la hacen desde Sevilla y tienen sus amigos de toda la vida… Igual hay que darle oportunidad a gente que no la tiene. La apuesta por la cultura local no es real: damos funciones a cambio de lo que se saque en taquilla. Lo lógico es que paguen el caché.
¿Y qué hay de las subvenciones?
Cuando monto un espectáculo tengo que invertir entre 65.000 y 90.000 euros desde que se me ocurre la idea hasta que lo estreno. A mí la Junta de Andalucía me da, a lo mejor, 25.000 euros. Pero preferiría que me diesen 25 funciones. Yo preferiría trabajar que tener subvenciones. Lo ideal es que haya trabajo y subvenciones. Igual que tienen las empresas que se dedican a echar asfalto en el suelo.
¿Cuántas funciones puede tener al año?
Unas cien. En nuestro caso, sólo un 6 por ciento las hacemos en Andalucía. En Cataluña, por ejemplo, las compañías catalanas suelen hacer el 60 por ciento.
¿No hay cultura de circo?
Nos enfrentamos habitualmente a ese problema. Por ejemplo, nosotros no utilizamos aparatos, pero otras compañías se encuentran con que los técnicos no saben montarlos, se echan las manos a la cabeza. Llegas a Francia, a cualquier teatro pequeñito, y los técnicos están perfectamente formados.
Sin embargo, Granada es una referencia en el mundo del circo…
Ahora voy a hacer de pitoniso. Aquí, en Granada, se creará un festival de circo de aquí a dos años. Tiene que haberlo. Espero que el Ayuntamiento ponga dinero. Tras Barcelona, Granada tiene una de las escenas más importantes de España. Miedo le tengo a las elecciones…
¿Y el público? ¿Sigue interesando el circo?
El circo llena. A la gente le atrae el circo, sobre todo a las familias. Por el precio que te cuesta traer a una compañía europea, te traes a varias de las mejores compañías españolas, pero no quieren hacerlo.
¿Qué opinión tiene del uso de animales en el circo?
No estoy en desacuerdo. Sí me opongo al uso de animales salvajes, animales fuera de su hábitat. En Vaivén no hemos trabajado con animales, pero he visto circo con animales; con caballos, con perros… de lo mejor que he visto en mi vida.
Lo que no cambiará nunca es la concepción de la compañía de circo como una familia.
Eso no ocurre en otras artes escénicas. A mí me parece de lo más bonito que tiene nuestro trabajo: estar en el camping, con la barbacoa, los compañeros… Y eso lo hacen todas, da igual que sean grandes o pequeñas. No conozco ninguna compañía de circo en la que sus artistas no monten la escenografía, salvo en compañías del tipo Circo del Sol, que son empresas puras y duras. Creo que hay que compartirlo todo, porque cuando yo estoy lanzando a un chaval desde 100 metros de altura, ese chaval tiene que confiar en mí.