FRITADA POPULAR

«La patata nueva sevillana no se ennegrece ni reblandece cuando se fríe»

El presentador Pepe da Rosa hace una fritada para probar la calidad del producto de la tierra y los agricultores reparten 5.000 kilos

Bolsas con patatas fritas dispuestas para ser repartidas en la Plaza del Altozano, en Sevilla J.M. SERRANO

E. Freire

La Plaza del Altozano, frente al popular mercado de Triana, ha sido el escenario elegido por los agricultores sevillanos para concienciar a los consumidores sobre las cualidades de la patata nueva del terreno , que se recolecta en estas fechas en la provincia, frente a la vieja lavada importada principalmente de Francia, que, en muchos casos se vende de forma fraudulenta como si fuera sevillana.

Para atraer la atención, las organizaciones Asaja Sevilla y Asociafruit están repartiendo más de 5.000 kilos de patatas producidas en la Vega del Guadalquivir, recién cosechadas en las zonas tradicionalmente productoras de San José de la Rinconada, Cantillana, Alcalá Del Río o Aznalcázar, entre otras.

También han hecho una demostración ante el numeroso público congregado, con una fritada alternativa de ambas variedades para que se puedan apreciar las diferencias: la francesa dulzona y blanducha, empapada en aceite, frente al tubérculo de la tierra, de aspecto dorado y crujiente.

El popular presentador, Pepe da Rosa, muy vinculado a Triana, se ha puesto al mando de la freidora para hacer esta demostración, que ha dejado patente que el largo proceso de conservación en cámara del producto galo, que se recolectó hace nueve meses, ha convertido su almidón en azúcares, por lo que esta patata vieja cuando se fríe, se ennegrece y se reblandece, empeorando su aspecto y su sabor.

El acto ha contado con un fuerte apoyo institucional , con la presencia del presidente de la Diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, la concejal de Economía, Comercio y Relaciones Institucionales del Ayuntamiento de Sevilla, Carmen Castreño, y la directora general de Industria y Cadena Agroalimentaria de la Junta, Rosa Ríos Martinez.

«Queremos poner en valor ante el consumidor que cuando te están vendiendo una patata que pone "lavada de conservación“ te están diciendo que es de Francia, se recolectó en septiembre y que lleva ocho meses en una cámara», ha explicado Ricardo Serra, presidente de Asaja Sevilla. Añade que «es obligatorio y debería de cumplirse que se ponga el origen de donde se vende» en el expositor o en la etiqueta de La Bolsa.

«Queremos que el ciudadano sepa lo que está comprando, que cuando compra patata de conservación está comprando patata de ocho meses que fríe mal, y que cuando compra patata local es de mucha mayor calidad en sabor y en salubridad », ha insistido.

Ricardo Serra recuerda que hasta hace poco se hablaba de patata nueva y patata vieja, y que desde hace un tiempo «se inventaron la nueva denominación de patata de conservación para no decir vieja ». Se trata de producto cepillado y lustrado para aparentar frescura, pero que ya a esta fecha invade el mercado local con los restos que quedan en los almacenes franceses, que se venden «a precio de saldo» rompiendo la campaña al agricultor sevillano, ha subrayado el presidente de Asaja.

Etiquetado

Por su parte, Marcos Román, presidente de Asociafruit en el sector de la patata, se lamenta de «la cultura que se ha perdido por el engaño de meter patatas viejas por nuevas desde hace más de diez años». Afirma que esta organización ha denunciado a supermercados que ofertan patata nueva en el lineal siendo viejas, con una etiqueta falsa.

«Esto pasa en Europa y al jefe de la tienda le cuesta el puesto de trabajo , pero aquí se siguen permitiendo estas prácticas», denuncia Román, que se queja de que las denuncias en Consumo «no llegan a ningún lado».

Con estas prácticas, han afirmado el responsable de Asociafruit, «están forzando al productor local a bajar el precio con lo que están desapareciendo los agricultores». De las 15.000 o 20.000 hectáreas que se sembraban en Andalucía quedan escasamente 7.000, ha señalado.

Por su parte, Esther Jiménez, productora y comercializadora de patatas de Cantillana, pide a los consumidores que se fijen bien en la etiqueta blanca que lleva la bolsa, donde debe aparecer el origen España y la variedad patata nueva . «Un kilo de patatas con el que comen tres personas te cuesta 70 céntimos, que no es una barbaridad». La que venden los franceses puede estar en unos 40 o 50 céntimos.

«La patata nueva sevillana no se ennegrece ni reblandece cuando se fríe»

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