EDUCACIÓN

«¿Eso del pin parental de qué va? Sólo me sé el pin del móvil»

Los padres ignoran en su mayoría qué es el veto escolar de Vox; entre los que conocen la propuesta, hay división de opiniones

Un maestro de Primaria en un centro escolar Fabián Simón

Antonio R. Vega

El «pin parental» propuesto por Vox se ha convertido en el epicentro de un campo de batalla político, un inflamado debate, atizado con el combustible ideológico , en el que partidos de uno y otro signo discrepan sobre la capacidad de los padres a decidir o vetar qué enseñanza complementaria reciben sus hijos. A pie de colegio, sin embargo, no es un asunto que le quite el sueño a casi nadie. La vida diaria discurre fuera de esas coordenadas, ajena a las prioridades de sus señorías.

La mayoría de los quince padres encuestados por ABC en un centro público y otro concertado se encogen de hombros cuando se le pregunta por el polémico pin parental. «¿Eso de qué va? Sólo me sé el pin del móvil», se pregunta María, una madre que apura un cigarrillo mientras aguarda a que salga su hija del colegio público Altos Colegios de la Macarena , en la capital sevillana. El periodista trata de tomar temperatura a la calle sobre la posibilidad de dar una prerrogativa a los padres para censurar contenidos en las enseñanzas complementarias que ocupan el horario lectivo. «Tendría que informarme para darle una opinión», contesta expeditiva esta madre.

Más elocuente se muestra la abuela Ana Hitos: «A mí me parece bien que los padres decidan cómo se educan sus hijos porque no se entiende que a un niño de cuatro años se le digan determinadas cosas sobre la homosexualidad, por ejemplo, que no va a entender. Para unas cosas somos muy democráticos y para otras no ».

Otro padre, Juan Antonio Solís, considera que « hay un límite que los padres no pueden traspasar . El campo de la educación hay que dejárselo a los profesionales, aunque buena parte del peso educativo esté en los padres». De esa opinión es Violeta: «Tenemos a un ministro que se dedica a eso, que haga su trabajo; yo como madre, me preocuparé de criar a mi hijo y de darle valores cívicos. La religión o la moral me da igual, la verdad».

A 60 pasos, acaba de sonar la campana y los padres se arremolinan en torno a los accesos del centro concertado de Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia Nuestra Señora de los Reyes. En las conversaciones de los progenitores hay cuestiones más apremiantes como no olvidarse de comprar el pan o salir con suficiente antelación del trabajo para recoger al niño.

«Cómo que los hijos no son míos. A mí el Estado no me paga la ropa ni la medicina cuando se pone malo»

Eva, una madre que espera a que salga su hijo de 10 años, confiesa que «todavía no tengo claro qué es el pin», aunque le da un voto de confianza a los profesores en las actividades que organizan. Se toma a chanza las palabras de la ministra de Educación, Isabel Celaá – «no podemos pensar de ninguna manera que los hijos pertenecen a los padres» –, para defender que el veto colisiona con el derecho constitucional a la educación. «Como que los hijos son míos. A mí el Estado no me paga actividades extraescolares, la ropa o la medicina cuando se pone malo. No será mío, pero lo pago yo todo», ironiza.

Susana Gil también se encuadra entre las madres que no saben o no contestan. «Yo no me he enterado bien de qué es el pin. ¿Es algo religioso o yo lo he soñado? ». Su compañera de charla tampoco se atreve a disipar las dudas. «No tengo ni idea», replica. Daniel González, estudiante de Magisterio y con un hermano pequeño en el centro concertado, sí tiene una opinión formada: «Esa responsabilidad debe recaer en los docentes y el AMPA».

Grietas en el Gobierno

En Andalucía no hay registro de ninguna denuncia paterna por algún contenido que considere inoportuno, según confirmó el portavoz del Gobierno andaluz, Elías Bendodo , quien, sin embargo, considera «perfectamente asumible» lo pactado por el Ejecutivo de PP-Cs con Vox sobre la «libertad» de las familias para «saber y decidir» qué hacen sus niños en el colegio.

El asunto ha abierto grietas en el Ejecutivo andaluz, como demuestran las declaraciones que ayer también hizo el vicepresidente de la Junta, Juan Marín (Cs), que no está por la labor de conceder a sus padres esta prerrogativa. «No hay ningún acuerdo con Vox» respecto al «pin parental» , dijo. Sin su apoyo, la iniciativa está muerta, porque el PP y Vox no tienen la mayoría y la izquierda manifiesta su oposición frontal.

Las discusiones son habituales en todos los matrimonios, políticos o no. Que se lo digan a Roberto. El polémico pin ha agitado levemente la convivencia familiar. « El tema de la sexualidad es la que más conflicto genera . Yo estoy en contra del veto y mi mujer a favor de que los padres elijan qué se enseña a sus hijos». «Lo que me parece incomprensible es que el PSOE diga que los hijos no nos pertenecen, que no podemos influir en su pensamiento y educación», se indigna. Carmen Caballero, que está a su lado, tercia en el debate: «Decir que los hijos no son nuestros me parece una chorrada. ¿Entonces de quiénes son?».

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