«Un paciente me amenazó por pedirle que quitara el reguetón en una sala de observación»
Un enfermero cuenta que las agresiones -más verbales, pero también físicas- ponen al límite a los sanitarios en el Servicio Andaluz de Salud
Juan -nombre ficticio para proteger su identidad- trabaja como enfermero en un hospital de Málaga y asegura que los episodios violentos son «una cosa diaria». Él mismo se ha tenido que enfrentar a un paciente que, estando en una sala de observación, se empeñó en poner a todo trapo la música en su móvil . « Empezó a escuchar reguetón y allí había gente con problemas neurológicos y de intervenciones», recuerda. Cuando le pidió que apagase la música, el paciente se encaró.
« Me amenazó , me dijo que me iba a buscar fuera del hospital, me insultó...», explica este enfermero. La cosa fue a más, porque cuando llegó el médico, el hombre seguía tan violento que se vieron obligados a dejarle salir a fumar: «El médico le llegó a decir que fuera donde quisiera, completamete harto» . Tiene más ejemplos de agresiones en su vida profesional. «Otro día vino uno borracho que se puso agresivo para que le atendiésemos antes», detalla.
A estos usuarios, explica Juan, se le suma los «normales», pero que, producto de la espera que sufren, se frustran y se ponen también agresivos. «Te llegan a preguntar si se tienen que armar bronca también para que les atiendan», señala. Juan se queja de que muchos compañeros «miran para otro lado y no denuncian por miedo a represalias» y pide más ayuda por parte de las autoridades, no sentirse solo ante el pelirgo. «Los sanitarios somos los que damos la cara, estamos expuestos a la agresividad de los pacientes. Y yo estoy trabajando, no tengo que aguantar eso», se queja.
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