Un nuevo descubrimiento revoluciona el tratamiento del ictus en España
Un cambio en el momento de administración de un fármaco aumentan casi un 60% las posibilidades de que el paciente se recupere por completo
El ictus es la segunda primera causa de muerte en mujeres y la segunda en hombres en España. También es la primera causa de discapacidad adquirida en adultos y la segunda de demencia. Según la Sociedad Española de Neurología, cada año entre 110.000 y 120.000 personas sufren un ictus, de los cuales un 50% quedan con secuelas o mueren.
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En este contexto, el Hospital Clínic ha demostrado que un cambio en el momento de administración de un fármaco aumentan hasta un 59% las posibilidades de que el paciente obtenga una excelente recuperación. «Este trabajo supone un cambio de paradigma en el tratamiento de la enfermedad en todo el mundo», señala el jefe de la Unidad de Patología Vascular Cerebral del Clínic , Ángel Chamorro , coordinador del estudio CHOICE.
¿Qué es un ictus isquémico?
El ictus isquémico es el que se produce cuando se obstruye un vaso sanguíneo que lleva la sangre al cerebro y representa el 85% de los casos de ictus. Cuando la sangre no llega de forma adecuada, la función de la parte del cerebro afectada puede quedar alterada de forma transitoria o permanente.
Durante las primeras horas del ictus actuar rápido es clave ya que, de promedio, cada minuto que pasa mueren dos millones de neuronas. Por ello, los tratamientos que permiten recuperar el flujo sanguíneo deben utilizarse hasta 24 horas después del ictus.
¿Cómo se trata un ictus isquémico?
Restablecer la circulación después de un ictus isquémico es clave para preservar la función del área del cerebro afectada y conseguir que los pacientes se recuperen con las menores secuelas posibles. Un estudio coordinado por investigadores del Hospital Clínic-IDIBAPS y publicado en la revista JAMA demuestra que la administración de un tratamiento después de la intervención para atrapar el trombo mejora el pronóstico de los pacientes de forma significativa. Este trabajo supondrá un cambio de paradigma en el tratamiento del ictus isquémico.
La trombectomía mecánica es un tipo de tratamiento que consiste en la introducción de un catéter por la arteria femoral a través del cual se hace avanzar un stent hasta la arteria obstruida con el objetivo de capturar, entre las mallas del stent, el trombo y extraerlo después de la circulación. Se trata de un procedimiento de elevada complejidad que sólo se realiza en hospitales terciarios con profesionales altamente cualificados.
«En cerca de un 80% de los casos conseguimos que la sangre vuelva a circular con normalidad pero hemos observado que a los tres meses el porcentaje de personas que están completamente libres de secuelas es del 27%», explica el jefe de la Unidad de Patología Vascular Cerebral del Clínic, Ángel Chamorro, coordinador del estudio CHOICE. «Somos mucho más eficaces restableciendo la normalidad de la circulación respecto a la eficacia clínica que observamos», añade.
Esta diferencia de porcentajes evidencia que el tejido del cerebro cercano a la formación del trombo va a morir, aunque la sangre vuelva a circular con aparente normalidad.
¿Cómo funciona el nuevo tratamiento?
Lo que se plantea en el estudio es que, aunque la arteria principal esté abierta, existe afectación a nivel de la microcirculación cerebral. «Esta microcirculación queda obstruida, es como si abriéramos una autopista, pero mantuviéramos cerradas las salidas», apunta Chamorro.
La microcirculación queda por debajo del nivel diagnóstico de la arteriografía cerebral que se utiliza para ver la reperfusión después de la trombectomía mecánica. Para restablecerla, los investigadores se plantearon la administración de un fármaco fibrinolítico , que potencia la disolución de los trombos y ayuda a restablecer el flujo sanguíneo, después de la realización de la trombectomía. «Con esta aproximación, tratamos lo que no vemos pero que sabemos que está ahí», explica Arturo Renú, responsable del ensayo en el Hospital Clínic.
En el estudio publicado en JAMA participaron 121 pacientes atendidos en los centros terciarios de ictus en Cataluña. A un grupo de pacientes se les administró el tratamiento fibrinolítico después de la trombectomía mecánica y al otro grupo, placebo después de realizar el mismo procedimiento.
Los resultados del estudio demuestran que, administrando este tratamiento, se aumentan hasta un 59% las posibilidades de que el paciente obtenga una excelente recuperación y sin secuelas a los tres meses del procedimiento. «Estamos dando un fármaco que se solía dar antes de la realización del tratamiento, a hacerlo después. Así, primero restablecemos la circulación en la arteria principal y después damos el fármaco, que es eficaz deshaciendo los trombos más pequeños», señala el Renú.