PACTOS
Los muros que separan al PSOE y Podemos en Andalucía
Ambos partidos han protagonizado sonados choques a cuenta de la investidura, la tramitación de leyes y la comisión de investigación de formación
![Susana Díaz, en una de las escasas reuniones con Teresa Rodríguez en San Telmo](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2016/01/26/s/susana-diaz--620x349.jpg)
Si hay una dirigente socialista que abomina una alianza de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias , ésa es Susana Díaz. La presidenta de la Junta de Andalucía está plenamente convencida de que el objetivo último de la formación morada es «eliminar» al PSOE y discutirle los títulos de propiedad de la izquierda hegemónica. Pesa mucho la pesadilla que supuso para alguien como ella ver truncadas en tres ocasiones sus aspiraciones de convertirse en presidenta tras haber ganado las elecciones autonómicas del pasado mes de marzo. Las condiciones para apoyarla que le puso la formación morada constituían un trágala indigerible: le exigía que rompiera relaciones con los bancos que ejecutan desahucios y una drástica reducción de cargos y asesores.
La historia de ambos partidos ha sido un campo sembrado de minas. Lo era desde antes incluso de que los quince diputados del partido de los círculos aterrizaran en el Parlamento andaluz.
Díaz jugó la baza del adelanto electoral con el argumento de que IU, su socio de gobierno, había dado un «giro radical» para aproximarse a Podemos . La realidad es que la formación morada ascendía como un cohete en las encuestas como la gran herramienta de revancha social entre la clientela desencantada con el PSOE y amenazaba su liderazgo en el feudo andaluz.
Tras «80 días» de bloqueo institucional, unas elecciones municipales de por medio y la promesa del sacrificio político de los dos expresidentes de la Junta imputados en el caso de los ERE (Manuel Chaves y José Antonio Griñán), Díaz salvó los muebles de su investidura con los votos a favor de los nueve diputados de Ciudadanos, un aliado más fiable y fácil de llevar.
Los contactos directos se rompieron con el fracasado pacto de investidura y desde entonces apenas hay vías de interlocución
Los siguientes meses de implacable marcaje parlamentario sólo han conseguido que se ensanche el socavón de desconfianza que los separa. Donde antes había fisuras se han levantado robustas barricadas. Las escasas vías de interlocución que se abrieron en las semanas previas a la investidura (el PSOE se negó a retransmitir estas negociaciones) están a día de hoy rotas. Así lo corrobora a ABC la secretaria general de Podemos en Andalucía, que reprocha a la mandataria socialista que siempre se dirija a su grupo a través de la prensa o de personas interpuestas, como Juan Cornejo o Mario Jiménez . Nunca directamente.
El segundo choque de trenes se produjo a los cinco meses y medio de rodaje de la legislatura. El PSOE, con el apoyo del partido naranja, con Juan Marín al frente, vetan la tramitación de dos leyes de la oposición : una del PP, pidiendo la eliminación del impuesto de sucesiones, y otra de Podemos, que demandaba una norma de cuentas abiertas en la Administración. El rechazo llevó a los grupos parlamentarios de PP y Podemos a abandonar sus asientos en señal de protesta. Los diputados de Pablo Iglesias dejaron sobre sus escaños un folio con este mensaje: «Esto no es un cortijo, es un Parlamento» . Las leyes se incluyeron en un pleno posterior después de que el letrado mayor de la institución alertara de responsabilidades jurídicas por el veto.
La reacción del PSOE fue la de comparar la situación vivida con la de la «pinza» de la legislatura más corta de la democracia andaluza (1994/96), cuando Manuel Chaves tuvo que gobernar en minoría y la oposición del PP e IU le hizo pasar las de Caín.
Como era de esperar, la convocatoria de las elecciones generales del 20-D no hizo sino ahondar la brecha insalvable de los partidos de la izquierda. El aparato del PSOE andaluz, enfrentado a Pedro Sánchez, no dudó en señalarle el camino cerrándole el paso a pactos con «los populistas» , con los que, por cierto, habían llegado a acuerdos para arrebatar alcaldías al PP. El candidato de la marca gaditana de Podemos, José María González «Kichi» -pareja de Teresa Rodríguez-, se hizo con la vara de mando de la capital gracias al voto de cinco concejales socialistas, frente a la candidata ganadora, Teófila Martínez .
Acuerdos municipales
Una estrategia de alianzas municipales que no dudó en recordarle la dirigente podemita a la presidenta en un tuit donde le pidió que no fuera «ingrata» después de que ésta le afeara al líder de Podemos que quisiera celebrar un referéndum en Cataluña para votar su autodeterminación en el famoso «lecciones ninguna, Iglesias» que escribió Susana Díaz en su cuenta de Twitter.
El intercambio dialéctico de golpes entre la presidenta y su adversaria ha sido continuo. En enero de 2015, Teresa Rodríguez le afeó la forma en que ha ido escalando puestos hasta llegar al Palacio de San Telmo: «Es presidenta de la Junta por hacer fontanería en el PSOE sin llaves ni soplete desde que fue una chavala». La presidenta le replicó que «yo soy de casta de fontaneros. Soy hija, nieta y sobrina de fontaneros , y si no hubiera habido un sistema como este, con igualdad de oportunidades y becas, seguramente no sería hoy la presidenta de la Junta».
En las sesiones de control al Gobierno en el Parlamento saltan chispas. En un pleno, cansada de que no contestara a sus preguntas, la portavoz de Podemos la citó a la comisión de investigación sobre el fraude de la formación , a sabiendas de que la presidenta se ha resistido hasta el último minuto a comparecer para explicar por qué mandó parar las subvenciones en 2012. Y en otro pleno, después de la resaca electoral del 20-D, la baronesa socialista con más poder institucional le replicó que « el PSOE es su verdadero enemigo en España , mientras que en Andalucía ha quedado a quince puntos de mi partido».
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