Coronavirus Andalucía
Un enfermero encargado de rastrear casos: «La gente tiene más sorpresa que miedo cuando les llamamos»
Un enfermero encargado de rastrear casos de coronavirus explica cómo se sigue y localiza a los enfermos
En el Servicio Andaluz de Salud (SAS) bromean con la imagen que la gente se ha creado de los «rastreadores de casos». S eñalan que no son inspectores vestidos de negro ni agentes encubiertos de algún servicio secreto. Son sanitarios. Normalmente, los coordinadores de Enfermería de los centros de salud, profesionales que están acostumbrados a seguir casos de enfermedades infecciosas como la meningitis.
Uno de esos sanitarios es Juan Carlos Palomo Lara , coordinador de cuidados de Enfermería en el centro de salud Alamillo-San Jerónimo, en Sevilla. Él mismo ya ha realizado varias llamadas a contactos de casos confirmados de coronavirus y se queja de que la mayoría de las veces los contagios de producen por incumplir las reglas.
«Ahora mismo hay una familia de ocho miembros en observación porque hicieron una fiesta antes de que se operara una de ellos y al llegar al hospital, la enferma se confirmó como caso», explica.
Palomo señala que la gente no tiene miedo normalmente cuando se les llama. Sí que hay mucha sorpresa pero «cuando ven que estamos ahí para cuidarles, se lo toman bien», añade. Este enfermero, como el resto de los encargados de esta tarea, deben llamar al menos tres veces durante la cuarentena de 14 días a cada uno de los contactos del enfermo de coronavirus.
«Se hace hincapié en que l a norma de aislarse no quiere decir que vayan a enfermar o que estén contagiados, es solo precaución », explica Palomo. Y eso «da más seguridad a quienes reciben la llamada».
Detección de casos
La maquinaria de detección y rastreo se activa cuando un médico de familia recibe el test positivo de un paciente. Entonces el doctor «llama a su paciente, al que confina en su casa para iniciar la cuarentena de dos semanas. Además, le pregunta por todos sus contactos familiares, sociales y laborales sospechosos con los que haya tenido contacto estrecho», explica Palomo. Esa lista es la que llega a los rastreadores.
Antes de empezar las llamadas, Palomo, como sus compañeros en la tarea de seguir casos sospechosos, han hecho un curso. « Nos han formado a través de la Escuela Andaluza de Salud Pública» , explica. Allí les formaron «en coronavirus», pero también en «cómo se hace una entrevista por teléfono».
Porque, señala este enfermero, «a la gente hay que tranquilizarla. Las llamamos y les decimos que ha tenido contacto con una persona positiva en Covid-19 y le trasladamos lo que eso puede suponer, que tiene que estar en aislamiento, tomarse la temperatura dos veces al día... Les damos una especie de folleto con las instrucciones y un teléfono de contacto por si tiene síntomas o dudas».
Por ahora Palomo no se ha encontrado resistencia de ninguna de las personas a las que ha llamado y asegura que, de momento, él ha detectado pocos contactos. «En mis dos centros de salud —explica—, solo tengo dos familias bajo seguimiento, una en cada uno de los centros». Además, detalla, cada casos sospechoso no está teniendo por ahora muchos contactos susceptibles de haberse contagiado:«La semana pasada teníamos nueve pacientes y 24 contactos en seguimiento».
Hasta 2021
El trabajo de seguimiento de casos de los rastreadores, indica Palomo, será «al menos hasta 2021». Aunque «la pandemia parece que se está relajando, puede haber repuntes», advierte. Y eso en verano. Porque, llegado el otoño y el invierno, «habrá casos de gripe, de resfriados, de faringitis, laringitis... y todo eso se confundirá con casos de coronavirus y se van a tratar como casos sospechosos», añade.
Su tarea, lejos de relajarse según pase el tiempo, se complicará cuando vuelva el frío porque «la sintomatología de todas las enfermedades de invierno son muy parecidas a las del coronavirus. Y puede que ahí localicemos algún caso de Covid-19», indica este enfermero.
La búsqueda de casos se asemeja a un cesto de cerezas. Tirando de uno, otros salen enganchados . Sin embargo, puntualiza Palomo, se considera persona sospechosa a quien ha tenido contacto estrecho con alguien diagnosticado positivo. Pero no a los contactos de esa persona sospechosa. Para eso, también tendría que tener un test de coronavirus que confirmara que tiene Covid-19.
Esta estrategia de rastreo, recuerda Palomo, no es nueva. Ya se usaba con enfermedades infecciosas como la tuberculosis. El procedimiento «es el mismo», explica . «Se localiza al enfermo y a los contactos más cercanos. Pero no los aislamos 14 días sino que se les hace pruebas diagnósticas y les podemos poner un tratamiento. Hay hasta tratamiento preventivo. Pero a los pacientes de coronavirus no se le puede poner nada, solo aislarlos y observarlos».
Palomo reivindica el trabajo de los centros de salud, que se han sumado a la red de alerta epidemiológica. «Ahora hay mucha gente preparada y dispuesta para localizar cualquier caso, pero son pocos. Gracias a Dios, y esperemos que no se dé la situación inversa, que haya muchos casos y poco personal y el sistema sanitario se desborde. Esperemos que la gente siga las normas de protección» .
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