Mariluz Reguero: «Cuando abrió el Museo no podía parar de llorar»

Mariluz Reguero, portavoz Aduana para Málaga

El cierre de Bellas Artes dio lugar a este movimiento FRANCIS SILVA

FERNANDO DEL VALLE

Málaga le debe a un movimiento civil el que acabe de inaugurar su mayor y más representativo museo. Y en un edificio sin parangón, la vieja Aduana. «La Aduana para Málaga» . Ése fue el sueño y el grito que comenzó una comisión ciudadana, que continuó en la calle con dos masivas manifestaciones y que cristalizó el pasado diciembre con la apertura del Museo de Málaga. «No podía parar de llorar cuando lo visité por primera vez». Así se expresa Mariluz Reguero, que fue la portavoz de dicha comisión, nacida ante la preocupación que generó el cierre del Bellas Artes para albergar el Picasso sin que se supiese dónde iban a ir los cuadros que antes colgaban de los muros de aquel palacio. Durante ocho largos años, todos los lunes se desarrollaron reuniones de la comisión, en la que participaban colectivos culturales, de arqueología, vecinos, sindicatos o peñas. «Decidimos que no entraran partidos políticos pero sí su representación municipal». Y allí fueron raudos los de PSOE e IU. El del PP lo haría más tarde, «y es lógico, les reivindicábamos a ellos». «Era un movimiento asambleario, sin directiva, que surge de manera espontánea y sentimental», rememora Reguero, que recuerda la «pureza» de un movimiento que nunca cobró una subvención y no se ha disuelto hasta que recientemente han visto abrir la Aduana como sede del Bellas Artes y el Arqueológico, cuyas piezas pasaron años guardadas y ocultas.

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