Salud mental
Mariela Checa: «Me cuesta creer que en el comité de expertos del Gobierno haya algún psicólogo»
La nueva decana del Colegio de Psicología de Andalucía Oriental cree que las autoridades han contribuido a generar alarma durante la pandemia y ve en los jóvenes a los grandes valedores de la salud mental
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El Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental tiene desde el pasado 16 de diciembre nueva decana. La psicóloga malagueña Mariela Checa se impuso en los comicios a Manuel Mariano Vera, que llevaba tres décadas liderando a un colectivo compuesto a día de hoy por ... más de 5.000 profesionales.
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Pendiente aún de tomar posesión, la psicóloga atiende a ABC para analizar las consecuencias de la pandemia en la salud mental, su gestión por parte de las instituciones o la importancia de hablar abiertamente del suicidio para ponerle freno. Lo hace desde su dilatada experiencia como coordinadora del Servicio de Atención Psicológica de la Universidad de Málaga y presidenta de la Asociación Filio, donde intervienen en conflictos familiares y casos de violencia filio-parental. Cargos que compaginará con su nueva responsabilidad al frente del Colegio.
La primera etapa de la pandemia fue especialmente dura por la mortalidad, pero cada ola abre la puerta a la incertidumbre. ¿Cómo cree que afecta la amenaza de nuevas restricciones por la variante Ómicron?
No sé quién forma el comité de expertos a nivel nacional, pero desde luego algún psicólogo nos falta. Es evidente que hay situaciones frente a las que hay que tomar medidas, y no es fácil que a todo el mundo le vengan bien, pero el cómo informamos y preparamos a la población para esas medidas es muy importante. No es lo mismo que un médico le diga a su paciente que le quedan tres días de vida a que primero le informe del problema y le indique los pasos a seguir. La sexta ola ha estado sobrevolándonos desde el puente de diciembre y las medidas no han llegado hasta el último momento. En ese tiempo habría estado bien preparar a la población y yo lo he echado muy en falta.
¿Cree que las autoridades han confundido claridad con alarmismo?
Creo que se puede ser muy claro y directo sin alarmar. Cuando todos los mensajes son impactantes al final terminas alarmando sin quererlo y sin que sea el objetivo real. La forma en la que decimos las cosas afecta directamente a su percepción y eso se está obviando. El lenguaje es muy importante para que la gente asuma el mensaje de un modo u otro. Nosotros trabajamos con los pacientes en sesión y la forma en que nos dirigimos a ellos ya incide en su autoestima o en sus reacciones.
¿Es esa sensación de espiral infinita una aliada para desarrollar psicopatologías?
Sin duda. Hay personas que no tienen recursos personales o no se los ha trabajado. En una situación normalizada algunos van sobrellevando las situaciones, pero en una cuestión crítica y límite como esta, al final, todo aflora. La pandemia está siendo una coyuntura estresante continuada y, si en personas con factores de protección buenos ha hecho mella, imagínese en aquellas que no tienen ese recurso. Me temo que la repercusión está siendo más grave de lo que pensamos.
Cuando al fin demos por superada la pandemia. ¿Qué panorama dibuja en las consultas?
Ya lo estamos viendo. Los profesionales tienen saturadas las consultas y espero que a medio plazo también la salud pública entienda que hay que reforzar el sistema con profesionales acordes para poder atender a aquella población que no puede optar a una atención privada. La salud mental debe ser un derecho, no un privilegio. Lo positivo es que quien tome conciencia y busque ayuda puede salir muy fortalecido de esta situación. Las grandes crisis son revulsivos que o te hacen más fuerte, o te dejan en el camino.
Dígame la principal deficiencia en la atención psicológica en Andalucía.
Que no hemos sido bien representados y por tanto bien valorados. No hay profesionales de la psicología en el sistema de salud para cubrir toda la demanda que necesita la población y, sin embargo, a nivel privado todos estamos saturados. Esto deja claro que la gente necesita ir al psicólogo y el sistema público no está cubriendo esa necesidad.
¿Cree que esa falta de asistencia en el sistema público ha contribuido a la equívoca percepción del psicólogo como un «loquero»?
Sí. Aunque esta percepción está empezando a cambiar, todavía queda mucho por hacer. Hay una filosofía de la medicina muy ligada a la solución rápida y la gente entiende que esa solución pasa por un fármaco. Pero un tratamiento psicológico requiere un proceso más largo y, por tanto, mucho más efectivo.
¿Cree que el cambio generacional está contribuyendo a acabar con el tabú de la atención psicológica?
Sin duda. Soy muy pro jóvenes. Se han educado en una percepción más emocional de la vida y esto conecta más con la psicología. La conciben no solo como una ayuda para solucionar una patología o un problema, sino simplemente para estar mejor; para favorecer el bienestar emocional y esto es muy positivo.
El suicidio de Verónica Forqué ha levantado todo un movimiento en defensa de la salud mental. ¿Qué cree que falló en su caso?
Verónica Forqué ha sido una cara visible, pero hay tantas caras invisibles tras el tema del suicidio…Todos los días cerca de diez personas se quitan la vida en nuestro país y esto es muy grave. Durante mucho tiempo se ha pensado que hablar de ello y comunicarlo era un factor de exposición para las víctimas, pero nada más lejos de la realidad. No podemos afrontar situaciones de personas que están en ese caso si no podemos hablar de ello, darle visibilidad y prestarles ayuda y atención.
«No hay profesionales de la psicología en el sistema público de salud para cubrir toda la demanda que necesita la población»
Ella habló abiertamente de sus problemas psicológicos…
Así es. Y algunos la criticaron duramente por hablar de ello. En cuestiones de salud mental, la sociedad tiende a pensar que o tienes una patología muy grave, o no es importante. Y en absoluto. Aspectos como la ansiedad, la depresión, las fobias o el estrés son relevantes. Hay que darles recursos y solución, porque pueden desembocar o bien en una patología más grave o en situaciones sin retorno, como ha sido el caso de Verónica Forqué.
Asume el cargo tras un mandato de 32 años de su predecesor con la promesa de cambios. ¿Cómo piensa usted marcar la diferencia?
La opacidad, la falta de información y el poco fomento de la participación del Colegio eran evidentes y esos son los pilares más importantes de nuestro proyecto. En la estructura hay muchas cosas que cambiar y creo que desde que empezamos como candidatura ya teníamos esto muy claro. Hemos intentado tener transparencia desde primera hora, comunicar a los compañeros todo lo que estaba ocurriendo y las dificultades que hemos tenido, que no han sido pocas.
- ¿Cuál va a ser su primera medida?
Teníamos varios objetivos muy claros, pero hay uno que es determinante. Los estatutos que tiene el Colegio, que fueron modificados por la Junta saliente en 2008 les han permitido cometer irregularidades, como ser a la vez juez y parte del propio proceso electoral, por ejemplo. Además, blindan muchas de las cosas, a nuestro entender irregulares, que ha hecho la Junta e intuimos -lo veremos cuando lleguemos- que también ha habido irregularidades a nivel económico y, por supuesto, de contratación.
Se entiende por sus palabras que no mantendrá a ningún miembro del equipo anterior...
No. Y lo digo con rotundidad, porque han salido de muy malas maneras. Creo que nosotros hemos sido tremendamente respetuosos, generosos y pacientes durante todo el proceso, aún siendo irregular. Pero la actitud de la Junta Electoral, que no ha sido independiente, la del propio decano y el secretario no ha sido digna. Han seguido comportándose de forma muy poco transparente y con enredos y puedo decir que en esta última semana se ha tomado la decisión de no contar absolutamente con nadie. Más por la actitud después de ser elegida, que por la que han mantenido durante el proceso.
- Habla de cuestiones de organización interna pero, ¿qué iniciativas adoptará?
Una de las carencias que hemos visto en el propio Colegio es la relación con las instituciones. No sólo con la Junta de Andalucía como administración, sino con la propia Universidad. Tampoco con el colegio homólogo de Andalucía occidental ha habido buena conexión y afortunadamente yo ya tenía relación con ellos antes por cuestiones laborales y, por supuesto, ahora más aún vamos a estrechar lazos para que esta comisión andaluza sea más fuerte. Creo que es importante que ambos colegios profesionales vayamos de la mano en muchos aspectos, especialmente en lo que se refiere a las relaciones con la administración.
- Con su trabajo precisamente en la Universidad de Málaga y en la Asociación Filio, ¿qué papel va a jugar la provincia en esta nueva etapa?
Mucho, pero no solo porque yo este en Málaga, sino porque el mayor número de colegiados en el Colegio de Andalucía oriental son de esta provincia. Tenemos casi el 45 por ciento de los colegiados y por tanto creo que es digna de tener la sede central. También quiero adelantar que vamos a cambiar el tipo de gestión. Vamos a descentralizar y cada sede provincial va a tener una autonomía e independencia administrativa, económica -en algunos aspectos- y formativa. La Junta General coordinará todas las sedes y estará aquí en Málaga.
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