«La mar es desagradecida, quema a los pescadores»
El testimonio de una nieta, hija, ex mujer, sobrina y hermana de pescadores
Galicia y La Línea de la Concepción unidas por el mar . Es lo que representa la familia de Vanesa Varela, una vecina de esta localidad gaditana nieta, hija, exesposa, sobrina y hermana de pescadores. Sabe muy bien desde niña de esperas y miedos, aunque también se muestra muy orgullosa de los suyos, gente tremendamente trabajadora y honrada, según nos cuenta.
Su abuelo era marinero y con él se embarcó un joven gallego, también hijo de pescador, en un remolcador alemán. Tras enamorarse de la foto de la hija de su compañero se acabó casando con ella y bajando a vivir a La Línea de la Concepción.
Vanesa estuvo casada con un pescador, del que ya se ha divorciado. Su hermano se dedica también al mar con el barco que tenía su padre. «Siempre le ha gustado la mar, al tonto», cuenta.
De su época de casada recuerda que no podía contar con su marido para casi nada: «Yo no he vivido que mi marido fuera a recoger a mis hijos al colegio, como ocurre con la mayoría de las familias. Tampoco he disfrutado de las vacaciones de verano porque el pescado cuando más vale es en verano. Cuando dicen que los pescadores hacen el agosto no es verdad. Si en verano no hacen una buena pesca, ¿de qué comen cuando llegan los temporales?».
Además, recuerda que el mundo de su exmarido era «únicamente ir a la mar y cuando llegaba a casa tenía que descansar. No se podía hacer ruido. Las puertas, cerradas para no molestarlo porque no podía embarcarse con falta de sueño. En el mar tienes que estar con los cinco sentidos siempre».
Aunque ahora con la telefonía móvil es más fácil contactar con familiares embarcados, no siempre fue así: «Cuando transcurría un tiempo sin saber de ellos se te pasaba de todo por la cabeza, era una agonía constante».
Son muchos los momentos difíciles para las familias de los pescadores, sobre todo cuando se embarcan y vuelven sin nada o cuando los temporales les obligan a amarrar a puerto durante días que se hacen eternos para estas familias, cuyos ingresos dependen del mar.
«Olvídate de tener un ingreso fijo y de pedir un préstamo. Las jubilaciones que quedan suelen ser además muy bajas. La mar es muy desagradecida y quema mucho a los pescadores. Es gente muy sufrida», asegura.
Su padre siempre pescó en la zona de Poniente de La Línea, lo que le trajo más de un disgusto cuando autoridades gibraltareñas le quitaban las artes asegurando que estaba en aguas británicas. « Mi padre, José Ramón Varela, al que todos conocían como 'El Gallego' . Falleció el pasado mes de septiembre. Era muy cabezota y tenía mucho genio pero era muy trabajador. Siempre dijo que trabajó en lo que le gustaba», cuenta con mucho orgullo.