LAS ESTADÍSTICAS
En siete comunidades duermen más la siesta a diario que en Andalucía
Las cifras rompen mitos: ni tenemos latifundios, ni «que inventen ellos»
Hasta estadísticamente está comprobado que las estadísticas valen para bien poco cuando prevalecen los sentimientos. Andalucía acarrea como una losa una serie de estereotipos de los que parece imposible desprenderse . Pero los números no engañan. Con ellos se toman decisiones que afectan a nuestra vida diaria, describen valores relacionados con la economía, la sociología, la política e incluso los comportamientos psicológicos de sus habitantes.
Primer tópico, Andalucía como tierra de latifundistas agrarios. Nada más lejos de la realidad. Los tiempos han cambiado. La agricultura intensiva en el poniente almeriense o en la costa onubense han roto dicho esquema. La última encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) del año 2013 nos sitúa muy por debajo incluso de la media de hectáreas por explotación en España, 24,67 . En Andalucía las 18,2 hectáreas de superficie agrícola de media está muy alejada de las 58,90 hectáreas de Castilla y León, las 46,38 de Aragón o incluso las casi 40 de Extremadura. Sin embargo, Galicia, y Canarias, siguen como minifundios, tal y como lo estudiamos hace muchos años en la escuela, 8,44 y 4,28 hectáreas respectivamente.
En 2014 Andalucía sobrepasa a Cataluña en solicitudes de patentes
Otro de los reproches que sufrimos es nuestro retraso científico, con niveles bajos de investigación. Si atendemos sin embargo a las solicitudes de patentes nacionales, esto no es cierto. En 2008, por redondear las cifras, Andalucía presentaba la mitad que Madrid, unas 400 frente a las 800 de la capital. Durante todos esos años y salvo 2012 ha habido un crecimiento anual positivo, hasta el punto de que el último año escrutado, 2014, el INE certifica 568 patentes para Madrid y 527 para Andalucía, que por primera vez sobrepasa a Cataluña en el segundo puesto (516).
De lo que no cabe ninguna duda es que, por mucho que se ha intentado, mediante un sistema autonómico de reparto equitativo, igual que con los fondos estructurales europeos, sigue habiendo muchas diferencias económicas entre los habitantes de las regiones de España. Y Andalucía continúa 40 años después en el furgón de cola en el Producto Interior Bruto por habitante. Sólo superada por Melilla y Extremadura, los 17.263 euros de media del andaluz están a muy larga distancia del madrileño , que casi los duplica con sus 31.812. Nuestra comunidad autónoma se encuentra un 25,9 por ciento por debajo de la media de España. Son los últimos datos correspondientes al año 2015.
Y como si ambos gráficos fueran paralelos, mayor nivel económico, mayor esperanza de vida. Un andaluz a la hora de nacer tiene de media 2,6 años menos de vida que un madrileño, pero 1,8 más que uno de Melilla.
Que un andaluz, por el hecho de serlo, tenga que mostrarse gracioso por decreto ley es algo difícil de demostrar o desmentir. Menos mal que el 70 por ciento de los andaluces se sienten españoles sin pretensiones nacionalistas , porque si tuviéramos que pasar factura de los agravios recibidos en películas y obras de teatro por los papeles asignados, no habría victimismo suficiente para desagravios. Entre estos tópicos prevalece uno que se repite con cierta frecuencia: en Andalucía es donde más se duerme la siesta.
Casi un 60% de españoles sin siesta
Pues no, hasta en ocho comunidades autonómas descansan después de comer a diario más que nosotros (un 16,6% de los encuestados). A saber, y de mayor a menor grado, Murcia (un 21,2%), Aragón (21,1%), Baleares (19,2%), Extremadura (18,7%), Cataluña (17,1%), Castilla-León (16,9%) y Navarra (16,7%). Porque la siesta, además, se practica poco en España, y eso que está recomendada, siempre que sea corta, como método saludable de descanso. Un 58,6 por ciento nunca, un 22% sólo en ocasiones, un 16,2 por ciento a diario y por último, un 3,2% solamente los fines de semana. Este primer estudio «Descanso y salud» lo hizo en 2010 la Fundación Educación para la Salud del Hospital clínico San Carlos.