ENTREVISTA
José Antonio Soria: «La tragedia puede estar en nuestro mismo bloque de pisos»
El hermano Superior de la provincia Bética de la Orden Hospitalaria cree que es imposible relativizar el sufrimiento por la crisis económica
![José Antonio Soria afirma que la Orden de San Juan de Dios está donde se les necesita, en países pobres y ricos](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2016/05/29/s/jose-antonio-soria--620x349.jpg)
—¿Podría definir qué entiende la Orden por hospitalario?
—La Orden de San Juan de Dios promueve la hospitalidad como valor troncal del que se desprenden los otros cuatro valores principales: responsabilidad, espiritualidad, calidad y respeto . Cuando tenemos invitados en casa, uno se deshace en gestos que invitan a esas personas a sentirse como en su propia casa. Nuestros invitados son las personas con necesidad y los enfermos y sus familias; nuestras casas, los dispositivos sociales, asistenciales, sociosanitarios y centros hospitalarios.
—Los más débiles, los más vulnerables, los más marginados, ¿la especialidad de los hermanos?
—La Orden es una institución que da respuestas a las personas en situación de vulnerabilidad y dependencia y estas se pueden presentar a través de la pobreza y la enfermedad fundamentalmente. En la sociedad hay espacios, instituciones, organizaciones, personas que se dedican a un sinfín de objetivos, muchos de ellos necesarios e importantes. Pero, ¿quién se dedica a aliviar el sufrimiento? Cuando San Juan de Dios decidió dedicarse en cuerpo y alma a los más pobres y enfermos de la Granada del siglo XVI le llamaron «el loco de Granada» , la sociedad de entonces calificaba de locura el dedicarse a minimizar el sufrimiento ajeno. Sin embargo, todo el mundo se volcó con aquel loco para que pudiera llevar a cabo su misión. Y lo que ha hecho la Orden es continuar aquella labor para contrarrestar en la medida de lo posible las desigualdades sociales de cada época.
—Cuando se ha visto en África morir a niños de hambre, a mujeres de sida o a los hombres de ébola, ¿no cree que podemos relativizar el sufrimiento padecido por la crisis económica?
—No. Como bien dice, durante mi misión en Camerún o Liberia he sido testigo de situaciones tremendamente injustas y difíciles. Por eso estamos presentes allí. Pero la tragedia está también muy cerca, quizá en nuestro mismo bloque de pisos, quizá en el siguiente. Solo tiene que conocer alguna de las cientos de historias que llegan a los Servicios Sociales que tenemos en Sevilla, a pocos pasos de las Setas de la Encarnación. Familias con hijos a su cargo que lo han perdido todo y que hacen cola para recoger alimentos o vestirse con prendas del ropero que gestionamos. Relativizar esto es imposible. Precisamente por esto, San Juan de Dios está presente en países ricos y en países pobres; en zonas de paz y en zonas de guerra ; donde hay epidemias y donde no. Nuestra razón de ser es estar con quien nos necesita, esté donde esté.
—Los enfermos crónicos tienen un efecto bumerán, ¿aportan más de lo que reciben?
—Nosotros no podemos pensar en las personas que padecen una enfermedad crónica en términos como aportar o recibir. Hay que tener presente que la Orden es una institución sin ánimo de lucro . Nosotros pensamos en la persona enferma, ya hablemos de un paciente de media, corta o larga estancia o de un enfermo crónico. Y en relación a su enfermedad y su situación lo que nos preocupa es darle una asistencia y una atención integral a través de la que abordemos todas sus dimensiones.
—¿Cuál es el mapa de centros asistenciales y hospitalarios de San Juan de Dios en Andalucía?
—Tenemos mucha presencia en Andalucía a través de cinco hospitales que están en Sevilla, en el Aljarafe, Jerez, Córdoba y Granada. En Granada tenemos también colegio de Educación Especial y un hogar para personas con discapacidad, como ocurre con la Ciudad de Alcalá de Guadaíra . En Málaga tenemos el Centro Asistencial para la atención a la salud mental y a la discapacidad y un centro de acogida para personas sin hogar. Y para los mayores tenemos residencias en Sevilla, Granada, Jerez y Antequera. Y todos los centros tienen ese sello de calidez del que le hablo, pero también de calidad, por eso trabajamos para estar a la vanguardia en técnicas, en formación de nuestros profesionales , en la incorporación de los últimos avances tecnológicos para diagnóstico y tratamiento…
—Convénzanos para marcar la X en ayudas sociales y a la Iglesia.
—Muchas veces, cuando alguien marca la casilla de fines sociales o de la Iglesia presupone que ese dinero será invertido en causas solidarias, pero no sabe cuáles. Cuando en San Juan de Dios recibimos esas aportaciones anuales las traducimos en comedores sociales, adecuación de espacios dedicados a los mayores, en programas para niños y adultos con discapacidad, a ayudas de emergencia social… Creo que sobran los motivos.
—¿Cómo afecta la crisis de vocaciones a la Orden? ¿África y Suramérica son los graneros?
—Efectivamente, no abundan las vocaciones. Comprometerse hasta el punto de dar la vida por los demás, como hicieron los hermanos Miguel Pajares o Manuel García Viejo durante la crisis del ébola en África , no es sencillo. Ser hermano de San Juan de Dios es una aventura de entrega, de misericordia y de trabajo. Como hermanos Hospitalarios, aspiramos a encarnar cada vez con más profundidad los sentimientos de Cristo hacia el hombre enfermo y necesitado . El Jesús misericordioso del evangelio es nuestra razón de ser en la Iglesia y en el mundo. Estoy convencido que aunque hoy no hay muchos jóvenes que se interpelen sobre una posible vocación religiosa, Dios sigue llamando y nosotros nos seguiremos acercando a toda aquella persona que tiene inquietudes por conocer qué es la Orden y a qué nos dedicamos.