Jorge Barnes: «A veces hay que amputar el pie de un diabético por el roce de un calcetín»
El presidente del Colegio de Podólogos de Andalucía reivindica que su especialidad sea un servicio más de la cartera del SAS
Los podólogos están hartos de que se les asocie solo con durezas y callos. Se reivindican como profesionales sanitarios especializados que pueden operar, recetar y prevenir dolencias tan graves como la amputación a pacientes con diabetes. Jorge Barnes, presidente del Colegio de Podólogos de Andalucía, defiende la inclusión de su especialidad dentro de la cartera de servicios del Servicio Andaluz de Salud (SAS), lo que les niegan hace años.
-¿Por qué los andaluces no tienen un podólogo en su centro de salud?
-Es lo que reivindicamos, ser un servicio más del SAS, pero no hay forma. Hace años hicimos una propuesta no de ley para que fuese así y solo el PSOE votó en contra. Y hace años nos ofrecieron un concierto, no un convenio, para pagarnos 16 euros por paciente al año. Solo bisturí son cuatro euros y hay que usar mucho material estéril, guantes, pinzas... No tiene sentido.
-Entonces, ¿quién atiende a los pacientes de Podología en el SAS?
-Pues es curioso, porque en el Plan Andaluz contra la Diabetes, por ejemplo, la dirección de la Podología a lleva un enfermero. No hay un podólogo. Y luego hay traumatólogos y dermatólogos que suplen al podólogo más mal que bien, además de personal de Enfermería que hace curas. Lo hacen bien, pero es saturar los servicios y engordar las listas de espera.
-Ha nombrado a los diabéticos, ¿Qué relación hay entre esa enfermedad y la podología?
-Al 15 por ciento de los pacientes diabéticos hay que amputarles un pie. Y normalmente, si pierdes uno, las probabilidades dicen que en cuatro o cinco años te amputarán el otro. Además puede ser que incluso por el roce de un calcetín salga una úlcera y haya que amputar el pie a un diabético.
-¿Y eso no es evitable?
-Desde luego, se puede hacer mucho, sobre todo en prevención. Ten en cuenta que el coste de una amputación es de 12.000 euros. Si se previene, el SAS ahorraría muchísimo dinero. Es importante que haya un podólogo al que acudir y que la gente identifique el problema lo antes posible.
-¿Cómo se sabe si se tiene pie diabético? ¿Hay síntomas?
-El problema es que hay muchos diabéticos que no saben que lo son. Oficialmente en Andalucía hay un millón y medio de diabéticos, pero se estima que son en realidad tres millones y medio. Luego hay que observar los pies. Los síntomas suelen ser falta de sensibilidad en los pies, cambio de color de la piel, más sensibilidad ante el frío o el calor o pinchazos, como cuando se duerme una extremidad. Suelen ser pistas para acudir al podólogo.
-Se asocia podólogo sobre todo con personas mayores. ¿Es correcto eso?
-Es verdad que suelen ser pacientes con más problemas. Sobre todo en el caso de la gente mayor y de campo, que ha llevado calzado complicado como alpargatas toda la vida y ahora tienen más problemas. Pero también trabajamos con niños y con deportistas, en biomecánica. Diseñamos plantillas que se fabrican con impresoras en tres dimensiones. El pie es importantísimo porque influye mucho en todo. Cómo caminas afecta incluso a tu mordida cuando comes, a cómo cierras la boca.
-Y en el día a día, ¿Qué recomendaciones tiene para cuidar los pies?
-A las mujeres, que tengan cuidado con los tacones. No recomendamos más de cuatro centímetros, porque por encima de eso, el cien por cien del peso está sobre los dedos, que se montan unos sobre otros y atrofian también. Y al público en general, que compren sus zapatos por la tarde, cuando el pie está más hinchado, más embotado. Así se evitan problemas de rozaduras en el futuro.