ENTREVISTA

Joaquín Cerdá: «Ningún político puede decir que el cambio climático no es real»

El director de la Estación Biológica de Doñana asegura que la investigación «ha sufrido muchísimo» por los recortes, aunque en su centro se pueden considerar «privilegiados»

Joaquín Cerdá, en las instalacione de la Estación Biológica de Doñana J.M.SERRANO

JOSÉ CEJUDO

Son ya 18 los años que lleva en la Estación Biológica de Doñana. La especialidad de este investigador es el estudio de las hormigas, y con mayor dedicación de la hormiga «argentina», una especie invasora procedente del país sudamericano que hace estragos allí donde se establece. Joaquín Cerdá fue nombrado en funciones director de la Estación en septiembre del pasado año, y tres meses después se ratificó su designación por parte de Emilio Lora-Tamayo , presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organismo al que pertenece la Estación. Cerdá sustituyó en el cargo a Juan José Negro , destituido por Lora-Tamayo por pérdida de confianza y tras un amago de motín de una parte de sus compañeros. Cerdá tiene ahora que tratar que tranquilizar la situación en una «casa» en la que conviven buena parte de los principales biólogos expertos en sus respectivos campos de España y del mundo, y donde los celos, a veces, están a flor de piel.

—La Estación Biológica ha vivido momentos convulsos por el cese del anterior director. ¿Ha vuelto ya la tranquilidad?

—Éste es un cargo de confianza del presidente del CSIC. Y realmente el cese de Juanjo Negro como director provocó un terremoto en la Estación Biológica de Doñana porque eso no había ocurrido nunca. Yo soy el sustituto y he recibido el encargo de tratar de calmar la situación, y estoy en ello. Podía estar en Doñana con mis hormigas, pero alguien tenía que ponerse al frente. Ha habido manifestaciones en los periódicos y en los foros, lo cual es normal, porque la gente tiene derecho a quejarse si algo le parece mal. No queremos dar la impresión de que estamos todos los días peleándonos. Tampoco es eso. Aquí, en la Estación Biológica de Doñana venimos a trabajar.

—¿Al margen de zanjar el conflicto, cuáles son sus prioridades?

—La Estación es uno de los centros más importantes en materia de investigación, y contamos con algunos de los mejores científicos. Hemos sufrido una pérdida, la de Jordi Bascomte, que se marchó a Suiza tras recibir una oferta, y se ha llevado también a parte de su equipo. Nosotros dependemos de una administración pública que tiene sus limitaciones económicas. En cualquier caso mi idea es seguir manteniendo el nivel. La Estación es conocida fundamentalmente por sus estudios sobre Biología de la Conservación. También tenemos un departamento de Ecología de Humedales, otro de Ecología Evolutiva y de Ecología Integrativa, las relaciones entre animales y plantas, o el de Etología (comportamiento de los animales), pero el departamento más grande por el número de investigadores es el de Biología de la Conservación.

—¿La investigación ha sufrido mucho con la crisis?

La investigación ha sufrido muchísimo por los recortes. Aunque nosotros podemos sentirnos privilegiados. La distinción a la Estación Biológica como Centro de Excelencia «Severo Ochoa» nos ha servido un poco de paraguas. Pero tenemos que conseguir fondos públicos de convocatorias europeas o nacionales para financiar nuestros proyectos, y eso con la crisis se ha notado. Y donde más se ha notado ha sido con las asignaciones privadas.

—Centrándonos en el Parque Nacional de Doñana, ¿queda algo allí por investigar?

—Probablemente Doñana es de los territorios que mejor se han estudiado del mundo. Lleva más de cincuenta años recibiendo investigadores de todos los países. Y precisamente por eso cada día salen cosas nuevas y por tanto siempre hay cuestiones por investigar.

—¿Cree que la clase política ya es consciente de la realidad del cambio climático?

—Pienso que el cambio climático es una realidad que está aceptada y que se trata de uno de los principales problemas que ahora tenemos encima. Creo que ningún político en su sano juicio podría decir ya que el cambio climático no es una realidad. Las conclusiones de la reciente cumbre de París son interesantes, otra cuestión es que se consigan aplicar. Sobre el papel están bien, luego está que los gobernantes se pongan a trabajar en ellas. Mi opinión es que se ha avanzado mucho con respecto a la anterior cumbre sobre cambio climático.

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