La japuta, la lisa merdera y otros 3.500 nombres de peces en las costas andaluzas
Un biólogo y una filóloga publican un libro de mil páginas sobre los nombres vernáculos de 358 especies marinas diferentes
Más de mil páginas en el libro. Quince años continuados de investigación. Un trabajo de campo donde una filóloga y un biólogo visitaron 35 puertos diferentes en Andalucía, desde Ayamonte en Huelva a Garrucha en Almería , para recopilar el tesoro léxico de los pescadores andaluces: los nombres que dan a los peces. Como resultado, este corpus científico, una obra de consulta donde ficha a ficha se recogen que para 358 especies marinas —incluyen también moluscos— hay 3.506 nombres vernáculos o ictiónimos como se conoce desde el punto de vista filológico a los nombres de los peces. Traducido a números es como si por cada uno de ellos hubiera hasta diez nombres distintos. Lo más relevante es que de estas ictonimias, el 75% por ciento no estaban antes recogidas o registradas en ninguna obra.
Los autores del voluminoso trabajo, Mercedes de la Torre, investigadora de la Universidad Pablo de Olavide y Alberto Manuel Arias García, investigador de Ciencias Marinas en Andalucía por el CSIC, presentaron en la Pablo de Olavide el libro. Este está cuajado de anécdotas y experiencias personales mientras desarrollaban su trabajo de recopilación científica por las lonjas y los puertos andaluces. En ellos, sus «informantes», 216 hombres de mar, al principio recelosos cuando les abordaban una mujer con una grabadora y un señor con un bloc de notas en la mano, les explicaban cómo llamaban a los peces. De la Torre y Arias García amenizaron el acto contando la cantidad de cervezas que se tuvieron que tomar con los pescadores hasta que cogían confianza y descartaban fehacientemente que ambos fueran inspectores de Hacienda o de Pesca.
«Es una profesión machista —explicaba la filóloga refiriéndose al trabajo en el mar— donde apenas hay presencia de mujeres y muchos nombres – sobre todos de moluscos que simulan vulvas femeninas –, se ponen sin absoluto pudor». Y dio el ejemplo de una almeja a la que llaman en El Puerto de Santamaría «coño de colores». Alberto Manuel Arias, que también ha sido el encargado de dibujar en el libro cada una de las entradas de los peces, corroboraba la información con otro caso como el de la bacaladilla, que al no tener escamas y ser casi translúcido su cuerpo y vérsele la espina central le llaman en algunas zonas de la costa «la puta en cueros». «Eso sí. cuando se le preguntaba a las chicas o las mujeres por las mismas bacaladillas ya habían descendido a “la muchachita desnuda”», señalaba entre el regocijo del público que, sorprendentemente por lo inusitado de la charla, abarrotaba la sala de la Olavide en el centro de Sevilla .
Los motivos por los que tienen esos nombres
Los autores explican en cada entrada la motivación por la que se llama a los peces de una manera y no de otra. Muchas son obvias. Por ejemplo, a la lisa, que vive y se alimenta de los detritus del mar en muchas zonas toma el nombre de «lisa merdera o mojonera». O como la palabra tarantana, veta o vena, sirve para nominar a la «raya tarantanera». También por la destreza y astucia como muchos peces eluden ser pescados se les califica con el epíteto de «zorro». Asimismo, relataron la cantidad de refranes populares relacionados con el mundo de la pesca: «llegado abril a la lisa se le ponen los ojos como un candil», «no puede cerrar la boca porque tiene los dientes pa fuera» (referido al marrajo), «así revienten como las bogas» o «tiene menos dientes que un cazón»; en este último caso los cazones auténticos (cualquier familia hoy en día de tiburón puede pasar por él) no tiene dientes sino una especie de placas.
En esta investigación han colaborado, entre bibliotecarios, archiveros, etc. más de 300 personas y ha tenido el respaldo de las universidades de Sevilla, Cádiz, Granada y Almería.