Dïa internacional del docente
Antonio Varo, maestro: «Ahora está la moda de que todo hay que aprenderlo jugando»
Este profesor recién jubilado recuerda en el día internacional del docente sus más de 35 años en las aulas y cómo ha cambiado el sistema educativo y los alumnos
Antonio Varo se ha pasado toda la vida enseñando. Ha sido maestro de Primaria, profesor de Secundaria y hasta docente para los soldados que llegaban al cuerpo de Ingenieros de El Pardo , en Madrid. Su vida ha estado siempre vinculada a Córdoba , donde ha ejercido siempre como profesor de Educación Física, de Matemáticas, de Lengua, Sociales... Aunque su primer destino era en Cádiz , el mismo día que debía empezar a dar clases nació su hijo y se pudo volver a Córdoba.
Cuando se conmemora el Día Internacional del Docente , Antonio ve los toros ya desde el burladero. Se jubiló en junio y ahora descansa tras tres décadas enseñando y formando. Aunque explica que en todos los años que ha estado en las aulas ha visto cómo el nivel de los alumnos ha ido bajando curso tras curso. «Es lamentable cómo hemos bajado el nivel», explica. «A veces me he encontrado que niños de sexto de Primaria no sabían cosas básicas como las tablas de multiplicar», añade.
Aunque comparte que la docencia ha de ser amable, no entiende «la moda de ahora de que todo hay que aprenderlo jugando» porque «luego los niños llegan a Secundaria y se encuentran que no todo es tan fácil. Debería haber una cadena entre los docentes de Primaria y de Secundaria», reclama.
Lo que no comparte con otros docentes es la crítica a la falta de respeto de los alumnos. Varo no cree que la actitud de los niños haya empeorado con los años. Era la misma en 1984 cuando empezó a dar clases que la que se encontró el año pasado, el curso más atípico que ha vivido. «Yo nunca he visto eso porque siempre he sabido dar su espacio a los alumnos», explica.
De este curso pasado, el último como profesor en activo, lamenta no haberlo pasado en un aula, para poder despedirse de las clases de cerca, junto a los niños. Aún así, no guarda mal recuerdo. «Ha sido un reto muy positivo. Hemos dado clases online, yo me he grabado para mandar vídeos o he atendido a los alumnos por privado en Whatsapp», explica.
Antonio ha estado 36 años en las aulas. Y ahora, al hacer balance, recuerda que los profesores son educadores, que forman personas además de transmitir conocimientos. Y se enorgullece de que, cuando pasea por su pueblo, en Córdoba, aún hay señores de 40 años que le saludan con un «Hola, don Antonio» porque les ha dado clases. «Es bonito ver que algo queda de la semilla que plantas», señala.
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