ESTADO RUINOSO

Huerta Tejada: otro sumidero de fondos públicos en Doñana

El complejo se dedicó a la investigación de la avifauna entre 2007 y 2012, cuando el CSIC abandonó las instalaciones a instancias de la Junta

Estado de abandono de Huerta Tejada ABC

MIGUEL ÁNGEL JIMÉNEZ

Viviendas completamente equipadas y un laboratorio, además del antaño hermoso cortijo de Los Caracoles, componen el complejo Huerta Tejada, o lo que queda de él. Situado en el término municipal de Aznalcázar (Sevilla), es parte del programa Doñana 2005 de recuperación de los humedales y estaba enfocado a la investigación. Así se hizo entre 2007 y 2012, cuando las instalaciones estuvieron ocupadas por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la agencia estatal que se dedica a la investigación científica y tecnológica.

Hoy, el complejo muestra una imagen desoladora: abandonado y presa del vandalismo o, simplemente, del deterioro que provocan el paso del tiempo y el azote de los elementos , Huerta Tejada se suma a otras instalaciones construidas con fondos públicos en Doñana y su entorno, abandonadas por las administraciones que deberían velar por su aprovechamiento y mantenimiento.

Precisamente, desde hace décadas, Doñana ha sido receptora de grandes sumas de fondos públicos destinados a su promoción, estudio y conservación. En este sentido, el desastre medioambiental de Aznalcóllar, ocurrido en 1998, marca un punto de inflexión. Más de seis millones de metros cúbicos de lodos contaminantes se desparramaron por el Parque de Doñana .

Una tragedia medioambiental sin precedentes que requirió de una fuerte inversión económica para limpiar y restaurar los terrenos afectados y de paso, devolver a su estado original una importante porción de los humedales de la reserva natural. Es el programa Doñana 2005, impulsado por el Gobierno central y la Junta de Andalucía en 1999 y articulado en 11 medidas en cuyo desarrollo se invirtieron finalmente más de 130 millones de euros.

Restauración hidrológica

El plan supuso un referente mundial en materia de restauración hidrológica gracias a actuaciones como la que se ocupó de devolver a su estado original de marisma inundable la conocida finca de Los Caracoles. Sólo en esta actuación se invirtieron ocho millones de euros que se emplearon, a partir de 2004, en eliminar las barreras físicas que impedían que estos terrenos se drenaran e inundaran por el devenir natural de la lluvia y otros aportes.

Así mismo se procedió a la restauración del Caño Travieso, una obra muy compleja que culminó en 2015, ejecutada por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, con una inversión de 4,3 millones. Dentro de esta actuación se planificaron una serie de obras complementarias en las que se invirtieron 1,6 millones de euros: son las casas y el laboratorio de Huerta Tejada, hoy abandonados.

Esta obra la acometió el Ministerio de Medio Ambiente con el apoyo de fondos europeos de Desarrollo Rural a partir de febrero de 2004, aunque las fuentes consultadas por ABC no aclaran las fechas de comienzo y finalización de las tareas. En cualquier caso, y como aclara Miguel Ferrer, delegado del CSIC en Andalucía, la construcción del complejo de Huerta Tejada palió la pérdida sufrida por los científicos tras la demolición de la casa del Cangrejo Chico, de Mary López y el laboratorio de Leo Biaggi, que pertenecían a la Estación Biológica de Doñana (EBD). Tenía una ventaja adicional: la concentración de las construcciones y su dotación con depuradora y energía solar permitían mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, su trabajo e incluso la escolarización de los menores, de haberlos.

Fuera de la marisma

«Efectivamente, el objetivo era sacar las casas de la marisma y construir nuevas instalaciones en el borde del Parque, una decisión que me parece muy acertada», explica Ferrer, que recuerda que el CSIC, a través de la EBD, solicitó a la Consejería de Medio Ambiente la cesión de uso del complejo de Huerta Tejada . Corría ya el año 2007, con lo que esta administración era ya la propietaria del complejo, algo que la Consejería no ha corroborado a ABC a pesar de haber solicitado información al respecto.

Miguel Ferrer certifica que los científicos trabajaron en el complejo de Huerta Tejada dedicados a la investigación de las aves acuáticas hasta 2012 y la EBD corrió con los costes del mantenimiento del complejo. Sin embargo, con el advenimiento de la crisis económica, la EBD decidió que «como no había dinero más que para sobrevivir a la situación de crisis, el gasto en Huerta Tejada era prescindible», lamenta Ferrer.

Tras la marcha de los investigadores del CSIC, la instalación volvió al «amparo» de su propietaria, la firmante del convenio de cesión con el CSIC, la Consejería de Medio Ambiente, que tampoco ha aclarado a ABC por qué no se ha mantenido esta infraestructura después de 2012. «Está en un estado lamentable y esto no sólo es injustificable desde un punto de vista del patrimonio público , sino también desde la propia imagen de Doñana», critica Miguel Ferrer, quien advierte que, efectivamente, las ruinas del complejo y del cortijo están a la vista de todo aquel que visita esta zona de Doñana. Una imagen incómoda sobre la que la Junta da la callada por respuesta, a pesar de iniciativas como la del Ayuntamiento de Aznalcázar, que en el año 2014 pidió a la administración andaluza la cesión del cortijo para uso turístico.

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