POLÍTICA
La fría «venganza» del PSOE
Los socialistas airean una y otra vez el pacto de no agresión que el alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, les ha ofrecido como salida desesperada. Un error estratégico que el PSOE está aprovechando

Cádiz no es cualquier cosa. Es una provincia emblemática para el socialismo andaluz que tiene clavada una espina dolorosa: no ha podido recuperar la Alcaldía de la capital desde el año 1995, encadenando derrotas electorales consecutivas.
Tras las últimas municipales y, precisamente con el apoyo de los concejales socialistas, Podemos se ha hecho con el ayuntamiento gaditano al que ha convertido en su baluarte en toda España, hasta tal punto que Pablo Iglesias va a abrir su campaña electoral para el 20D en esa ciudad.
Pero los socialistas no van a permitir que sea un camino de rosas. Todo lo contrario. El alcalde gaditano está pasando por un mal momento, con unas arcas públicas mermadas y con dificultades para hacer frente a los pagos, hasta tal punto que ha llegado a solicitar un «pacto de no agresión» al PSOE que no ha hecho más que poner una sonrisa en los labios a sus dirigentes.
José María González, Kichi , pide ahora lo que su compañera Teresa Rodríguez ha negado a Susana Díaz para investirla presidenta. Entonces, Podemos exigía al PSOE que no negociase con bancos que desahucian, que eliminase cargos de confianza y empresas públicas... precisamente lo que él no está poniendo en práctica en el ayuntamiento gaditano.
El número dos del PSOE andaluz, Juan Cornejo , se lo decía ayer claramente: «menos poesía y más gestión». Una frase que encierra el mensaje que los socialistas van a exprimir desde ahora hasta las elecciones generales. Porque su trabajo va a estar centrado en poner de manifiesto que una cosa es predicar y otra dar trigo. Y en la gestión va a estar la clave para arañar los votos que el PSOE considera que Podemos le ha «robado» en las últimas citas electorales.
Por el momento, no se plantean una moción de censura; prefieren un alcalde que saboree los sinsabores del Gobierno en minoría y con apuros económicos.