CASO FAFFE
Así es Fernando Villén, el cargo de la Junta de Andalucía que usaba tarjetas oficiales en prostíbulos
Este antiguo peso pesado del PSOE gaditano, licenciado en Psicología, criticó a la Junta por echarlo de la fundación Faffe como si fuera «ganado barato»
Fernando Villén Rueda (Cádiz, 1959) es al Caso Faffe lo que Francisco Javier Guerrero al fraude de las prejubilaciones . En las manos de ambos el Gobierno andaluz puso durante años una generosa partida del omnímodo presupuesto autonómico para distribuirla con total discrecionalidad.
A su particular modo, eran dos mecenas de «criaturitas» con mando en la plaza de la Junta. Villén dirigía una fundación dedicada a combatir el desempleo andaluz que contrataba y contrataba sin atenerse a ninguna norma. Una auditoría encargada por el Gobierno andaluz cifró en 8.844 las personas que entraron a trabajar de forma irregular entre 2009 y 2011, al menos 200 vinculadas al PSOE y los sindicatos.
Su homólogo en la Dirección General de Trabajo era el «banquero» de un inagotable fondo de reptiles que lo mismo servía para socorrer a un conocido en apuros que para apaciguar los conflictos laborales que les estallaban a sus jefes. Una vez destapados los escándalos, ambos ex altos cargos se han convertido en el blanco perfecto sobre el que el Ejecutivo andaluz descarga la responsabilidad exclusiva del desparrame de fondos públicos .
Sus aficiones al límite y dispendios nocturnos han alimentado la teoría exculpatoria de los «cuatro golfos» empleada por la Junta. Villén vuelve hoy al juzgado que investiga el supuesto desvío de ayudas para cursos por parte de la extinta fundación autonómica Faffe.
Es la segunda vez que está citado a declarar y la primera que lo hace a petición de la Junta, personada como perjudicada en el caso, después de trascender a la opinión pública que con sus tarjetas de crédito destinadas a gastos de representación se pagaron veladas de alterne, entre copas y prostitutas, en compañía de amigos cuya identidad no ha desvelado todavía. Siguiendo el rastro de las seis tarjetas oficiales de la Faffe, la Guardia Civil ha trazado una ruta por cinco prostíbulos donde se abonaron hasta 31.969 euros en seis años.
Villén y Guerrero son en el blanco perfecto del Gobierno andaluz para descargar sobre ellos la responsabilidad exclusiva del desparrame
Como Guerrero, Fernando Villén no es un tipo que pasaba por allí. Hombre fuerte del socialismo gaditano (tiene el carné desde 1999) , formó parte de la ejecutiva del PSOE andaluz hasta 2010 como secretario de Empleo. Este licenciado en Psicología estuvo al mando de la Faffe durante ocho años, desde su creación en 2003 hasta su disolución en mayo de 2011 e integración de sus 1.552 trabajadores en el Servicio Andaluz de Empleo.
El directivo, que está casado y tiene dos hijos, no digirió nada bien su destitución el 2 de agosto de 2011. Movido por el resentimiento, no dudó en cargar contra sus antiguos compañeros a través de su cuenta Twitter, focalizando sus críticas en la entonces consejera de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, promotora de la ley de reordenación del sector público. «Tenía entendido que las bicicletas son para el verano, ¿las injusticias también?», escribió. « No dejéis que os traten como ganado barato », alentó a otros directivos despedidos. Desde 2011 no ha vuelto a trabajar en la Administración. No ha habido puertas giratorias para él. Montó una empresa pero no funcionó.
La liquidación de la Faffe coincidió con una etapa de alto voltaje en el mandato de José Antonio Griñán. A las multitudinarias marchas de funcionarios contra la «ley del enchufismo», como bautizaron la reordenación de la Junta, se unió el tsunami de la instrucción del caso ERE , que terminaría costándole la Presidencia a Griñán. Tanto PPcomo IU denunciaron que la Faffe era «un coladero de enchufados». Villén tenía trabajando allí a un hermano, a su mujer, a un cuñado y a un sobrino.
Según explicó a ABC, « el único que entró en mi etapa fue mi sobrino; el resto provenía del Fondo de Promoción de Empleo», un ente estatal transferido a la Junta del que fue director de Formación y luego director regional. «No voy a echar a mi familia, que llevaba 19 años trabajando allí», salió así al paso de las críticas hacia el supuesto enchufismo. En una entrevista concedida a este diario en mayo, también explicó que había usado «por error» la tarjeta en el club de alterne DonAngelo en una despedida de soltero. El último atestado de la Guardia Civil contradice esta versión y duda de que se devolviera el dinero mal utilizado. Hoy tendrá la oportunidad de explicarse. Sólo él sabe si va a tirar de la manta.
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