Escuredo «sale de la cueva» para animar a Espadas: «Puede haber sorpresas en las elecciones autonómicas»
El primer presidente de la Junta de Andalucía escenifica su apoyo al nuevo líder socialista y candidato a la Presidencia
Rafael Escuredo , el primer presidente de la Junta de Andalucía y poseedor de la primera Medalla Manuel Clavero concedida por el Gobierno de Juanma Moreno (PP), se «ha ocultado mucho tiempo», haciendo caso al filósofo griego Epicuro. Se lo comentaba este miércoles por la tarde al alcalde de Sevilla y secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas , que se había encargado de presentarlo en un acto donde el expresidente andaluz hablaba de su libro ‘Valió la pena. La lucha de Andalucía por su autonomía’, escrito «al alimón» con el catedrático Juan Cano Bueso . «No he querido ser protagonista de nada», confesaba.
El exmandatario andaluz no es persona de acaparar focos y «aparte que mi partido tampoco me lo ha permitido », añadía. Porque aunque está «al tanto del pago de las cuotas» como militante, sus compañeros de filas se habían olvidado de él, salvo para sacarlo en procesión como a un santo cada 28-F. « Tenía la sensación de ser ese paso de Semana Santa al que le cantan dos saetas , lo meten en la iglesia y la catedral y hasta el año siguiente», se quejaba.
Cuando llegaron las primarias del PSOE andaluz, que acabó poniendo fin a la etapa de la expresidenta Susana Díaz, Escuredo decidió «salir de la cueva» porque vio facultades en Espadas que no eran las de esos costaleros que lo sacaban bajo palio. Lo retrató como «un político transversal, capaz de aunar » y por eso escribió una carta apoyándolo en las primarias. Ayer, ya entronizado como líder socialista, infundió ánimos a éste de cara a las autonómicas que Juanma Moreno –con el que Escuredo «habla y al que respeta»– sopesa celebrar en junio o octubre de 2022: « Sigo creyendo que la pelea no está perdida; puede haber sorpresas y puedes gobernar Andalucía».
Escuredo escenificaba así su reencuentro con un partido que durante mucho tiempo no había levantado un teléfono y que no lo había llamado ni para celebrar el 40 aniversario del referéndum de autonomía , dicho por él en un acto celebrado el 24 de febrero de 2020, donde estaban tres de los cuatro expresidentes socialistas de la Junta, a excepción de Susana Díaz . Espadas recibió el «peso del legado» de su mentor con ánimo de no defraudar las expectativas y le trasladó también el «reconocimiento» de su ejecutiva.
Escuredo relataba sus vicisitudes como presidente en una « Andalucía en blanco y negro, del paro, del subdesarrollo y la miseria », su enfrentamiento con altos mandos del Ejército y su abrazo con el obispo de Córdoba José Antonio Infantes Florido, a pesar de que siempre ha sido «agnóstico». Testigo de aquellos avatares y chascarrillos era el teatro que acogió la primera sede del Parlamento andaluz entre 1983 y 1985 y hoy es sede de la Fundación Cajasol en Sevilla, como recordó su presidente, Antonio Pulido . En las primeras filas, a pesar de que estaban jugando los dos equipos de fútbol de la ciudad, lo escuchaban miembros de la ejecutiva regional del PSOE-A; el líder provincial, Javier Fernández ; la secretaria regional de UGT, Carmen Castilla , y la portavoz socialista en el Parlamento, Ángeles Férriz , además de periodistas como Tom Martín Benítez o Rafael Rodríguez, entre otros.
El expresidente presenta el libro ‘Valió la pena. La lucha de Andalucía por su autonomía’, escrito con el catedrático Juan Cano
«Andalucía no luchó por el café para todos, eso se lo inventó mi amigo [Manuel Clavero], luchó por equipararse a Cataluña y Euskadi y se lo ganó . A ellos le regalaron la autonomía», aseguró. «¿Valió la pena la lucha?», se preguntó Escuredo, un día que fue a dar una charla a un colegio y el profesor le comentó que los alumnos no lo conocían. «Si fuera a la residencia de la tercera edad, todos me conocerían», le replicó él.
Espadas confesó que el expresidente le había pedido «enfadado» que la lucha autonómica se estudiara en las escuelas. Escuredo confesó luego que antes se lo había reclamado sin éxito a Díaz, Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Moreno . «Me falta hablar con la Iglesia y con las clarisas», las mismas monjas de su pueblo que votaron que sí en el referéndum del 28-F.
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