MEDIO AMBIENTE

Doñana: cuatro horas para conocer sus ecosistemas

Dunas, marismas, playas, cotos y vera conforman el Espacio Natural

Vuelo de ánades sobre una zona dunar abc

J.C.

Cuatro horas en un vehículo todoterreno son necesarias para conocer todos los ecosistemas del Parque Nacional de Doña: las marismas, las playas, las dunas, los cotos y la vera. Una experiencia que se puede llevar a cabo en los trayectos que organiza la cooperativa Marismas del Rocío.

El pasado año fueron más de 300.000 las personas que visitaron el emblemático espacio protegido, y en el presente de 2015 se prevé un ligero incremento, debido a la bonanza climatológica. Primavera y verano, según responsables de la cooperativa, son las estaciones del año en las que más personas acuden al Parque Nacional, si bien el «puente» que se avecina es una buena ocasión para conocer este Patrimonio de la Humanidad

La marisma es el ecosistema de mayor extensión del parque, más de 27.000 hectáreas. Sirve como lugar de paso de cría y e invernada de aves europeas y africanas. Entre otras muchas están el ánade, la garceta el porrón común, el charrancito o la focha común Las aguas de lluvias y de los arroyos permiten su inundación. En verano, sin embargo, se asemeja a un desierto.

Las playas están condicionadas por la dinámica mareal, provocando la modificación del perfil. Las arenas traídas por el mar y el viento se depositan formando bajos y flechas. Sobre la plataforma marina sobrevuelan las gaviotas. Y en la playa se pueden ver correlimos, charranes, charrancitos y chorlitejos patinegros.

Las dunas son otros de los ecosistemas de Doñana. Las dunas móviles se forman por acumulaciones de arena y sufren el empuje del viento. El frente de avance tiene una pendiente más acusada que la parte de desplazamiento denominada cola. El avance de las dunas desde la playa entierra y destruye la vegetación que encuentra a su paso, formándose entre dos dunas los «corrales», bosquetes de pino piñonero y matorral.

Los cotos o zonas de matorral son el refugio del lince ibérico y del águila imperial, dos especies en peligro de extinción. Ciervos y jabalíes son más habituales en este entorno. Milanos, alcaravanes, petirrojos y abejarucos son aves que anidan en los cotos. Pisando tierra están mamíferos como el zorro, la liebre y el lirón careto. Entre los reptiles hay una variada gama de culebras.

La vera es una franja de tierra que pone en contacto al matorral de los cotos con la marisma. Es impresionante su elevada diversidad faunística. Pueden verse ciervos, gamos, jabalíes, vacas y yeguas marismeñas. La vegetación también es muy variada. Desde los álamos y sauces hasta el matorral del monte negro y el helecho común.

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