LA CONFORMACIÓN DEL GOBIERNO EN LA MONCLOA

Las diputaciones andaluzas, esa máquina de poder

No ha sentado nada bien en el PSOE andaluz que el acuerdo entre Pedro Sánchez y Albert Rivera incluya la supresión de las diputaciones provinciales

Susana Díaz y Rodríguez Villalobos, presidente Diputación de Sevilla, en un acto del PSOE JUAN FLORES

STELLA BENOT

Es necesaria una reforma de la Constitución porque las diputaciones provinciales forman parte de la arquitectura del Estado español y no pueden suprimirse de un día para otro. Aun así, el acuerdo que han firmado Pedro Sánchez y Albert Rivera levantó ayer las alarmas en el PSOE andaluz .

Las de los dirigentes y las de los militantes de base que, casi inmediatamente, se movilizaron en las redes sociales para advertir a Pedro Sánchez que la Conferencia Política del PSOE había acordado precisamente lo contrario. ¿Reflexión espontánea o dirigida?

Oficialmente, el PSOE andaluz no fue informado del anuncio del pacto con Ciudadanos que su secretario general hizo en comparecencia pública a las cuatro de la tarde, aunque el entorno de Susana Díaz sí conocía los extremos del acuerdo y la presidenta fue puntualmente informada antes de que fuese público.

Por eso el portavoz del Gobierno, Miguel Ángel Vázquez , se apresuró a dar su opinión al respecto para aclarar que el Gobierno andaluz ve «cruciales» las diputaciones, aunque está dispuesto a racionalizar sus competencias para evitar duplicidades y mejorar el uso del dinero público.

La realidad es que el acuerdo de Pedro Sánchez se veía con preocupación aunque también con cierto escepticismo ya que para eliminar estas administraciones es necesaria la reforma de la Constitución. Pero suprimir las diputaciones no es cualquier cosa. Son, fundamentalmente, un órgano de poder en manos de los partidos políticos que las dirigen (PP o PSOE ) y un importantísimo aparato de propaganda que llega hasta los últimos rincones de las provincias, puesto que su objetivo institucional es dar cobertura a los pueblos más pequeños.

No es casualidad, ni mucho menos, que al frente de las mismas estén los secretarios generales o presidentes provinciales de los partidos. Así, el presidente de la diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, es el presidente del PSOE sevillano , un cargo honorífico pero con peso en el partido; la presidenta de la de Cádiz, Irene García , es también la secretaria general del PSOE en la provincia; lo mismo que ocurre con Huelva, Ignacio Caraballo , y Jaén, Francisco Reyes . En Córdoba, este cargo lo ostenta Antonio Ruíz, alcalde de Rut e y quien será elegido secretario general del PSOE cordobés en cuanto Juan Pablo Durán, presidente del Parlamento, abandone este cargo orgánico tal y como ha prometido.

En Granada, el presidente es José Entrena Ávila , el número dos del PSOE en la provincia ya que la secretaria general, Teresa Jiménez, ocupa un puesto en la Mesa del Parlamento.

Las diputaciones gobernadas por el PP siguen el mismo esquema. En Málaga , el presidente de la institución es el mismo que el del partido, Elías Bendodo , un cargo que entre los populares sí es ejecutivo. Y en Almería ocurre otro tanto, Gabriel Amat une los dos cargos.

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