EFEMÉRIDES
Diez años de una inolvidable extraordinaria
El 19 de noviembre de 2005 la Reina de los Mártires peregrinó a San Pedro por el año jubilar de los Mártires de Córdoba
![La Reina de los Mártires, en la procesión de 2005](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2015/11/19/s/aniversario-extraordinaria-martires--620x349.jpg)
Recuerdos de antiguas madrugadas se agolpaban en la mente de cada hermano de Buena Muerte cuando se abrieron las puertas de San Hipólito . Una luz desacostumbrada irrumpió en el oscuro templo jesuita, mientras un largo cortejo de estandartes iniciaba la peregrinación. Al cruzar en difícil maniobra el cancel de la plaza del Ángel, la Marcha Real despertó con un aldabonazo de trompetas la conciencia de los presentes. No era un sueño, y con un elegante andar, como si nunca hubiera sido de otra manera, Nuestra Señora Reina de los Mártires iniciaba la peregrinación hacia San Pedro al son de las marchas que para la cofradía compusiera Gámez Laserna , y que por primera vez sonaban para Ella, interpretadas por la Oliva de Salteras .
Hasta hace diez años, en el imaginario cofrade cordobés la posibilidad de contemplar a la Reina de los Mártires con acompañamiento musical no pasaba de ser una fantasía poco realizable. Fiel a su carácter de cofradía de silencio, el soberbio paso de palio de la hermandad de la Buena Muerte siempre había procesionado en la madrugada, en un silencio sólo roto por el roce del varal con el fleco de bellota, tras el severo paso del hermoso crucificado de Castillo Lastrucci .
La Misericordia
Pero durante el año 2005, la diócesis de Córdoba proclamó un año jubilar en conmemoración del XVII Centenario del Martirio de San Acisclo y Santa Victoria , patronos de la ciudad. La hermandad de la Buena Muerte, por la advocación de su titular mariana, que porta en su frontal una réplica de la urna de San Pedro conteniendo reliquias martiriales, no podía dejar pasar esa fecha. En estrecha colaboración con la hermandad de la Misericordia , custodia de la devoción a los mártires cordobeses, y de la Agrupación de Cofradías , organizó la peregrinación de las hermandades de la diócesis, en procesión letífica presidida por Nuestra Señora Reina de los Mártires, en su paso de palio y con un acompañamiento musical de excepción .
«Saeta Cordobesa», «Cordero de Dios», «La Estrella Sublime», «Cristo de la Vera Cruz» … A la luz declinante del atardecer la banda de Salteras iba desgranando sin descanso elegantes composiciones para acompañar el impresionante paso sobre el que la Reina de la madrugada peregrinaba hasta las reliquias de los mártires. En Capitulares la corporación municipal entregó la medalla de la ciudad a la hermandad, y la alcaldesa , bajo mazas, acompañó al cortejo hasta su meta. Quiso la hermandad que fuera el diputado de gobierno de la Misericordia quien dirigiera la entrada y el tránsito de la Virgen por las naves del hermoso templo de San Pedro, aún no declarado basílica. El encuentro de la Madre con los que habían dado su vida en testimonio de fe humedeció los ojos de veteranos cofrades presentes, cuando daba comienzo el solemne pontifical presidido por monseñor Asenjo .
«Saeta cordobesa», «Salve Regina Martyrum», «Cordero de Dios» se sucedían tras la Virgen
A su término, en una imagen irrepetible, tras cruzar el dintel de la iglesia fernandina sonó «Lágrimas y Desamparo », interpretada ahora por la prestigiosa banda Maestro Tejera en homenaje a la hermosísima dolorosa malva y oro. A la intimidad de «Amarguras» en la calle del Poyo sucedió la elegancia de «Ángeles del Císter» en la Corredera, o triunfo de «La Esperanza de Triana» del maestro Farfán en la Espartería. En una noche que hubiéramos querido interminable, el trono rojo y oro retornaba a la vieja colegiata. Como no podía ser de otro modo, «Saeta Cordobesa» y «Salve Regina Martyrum» fueron las últimas marchas que sonaron en la entrada. Se había materializado el sueño de una procesión -realmente- extraordinaria .