CRISIS

Curso de «costura» socialista de Susana Díaz para televisión

Susana Díaz aviva en dos entrevistas matinales el debate sobre su desembarco en la secretaría general

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, atiende a los periodistas JUAN JOSE UBEDA

J.J.B.

Había guardado un calculado silencio después de la tormenta del Comité Federal que desencadenó la ruptura del PSOE, pero Susana Díaz lo rompió ayer haciendo doblete en las televisiones para que nadie pierda puntada de cómo está cosiendo el partido para evitar la hemorragia de votos y de paso sobrehilar las bocas de quienes desde dentro y fuera del PSOE le quieren hacer un traje que le impida moverse con soltura para ejercer el liderazgo de un socialismo «reconocible».

A quienes piensan que Susana Díaz ha quedado «quemada» por su sobreexposición durante el último Comité Federal le hubiera venido bien atender al curso rápido de costura socialista que la presidenta andaluza impartió durante la mañana de ayer en Tele 5 y la Sexta. «Yo recibo en la calle las mismas muestras de cariño y tengo las mismas ganas», dijo para demostrar que no descarta liderar el nuevo PSOE, pero que no desvelará su estrategia hasta que lo crea conveniente.

Susana Díaz rechaza que la llamen «baronesa» y recuerda que es la hija de un fontanero

En ese juego de crear expectativa, Susana Díaz sostiene que no es el momento para desvelar si optará a las primarias , que será respetuosa con los tiempos, que desconoce esos tiempos pero que el PSOE se recuperará mucho antes «de lo que esperan algunos y desearían otros». La carta seguirá guardada hasta que « haya un proceso al que presentarse ».

Pero junto a ese galimatías evasivo, la presidenta de la Junta reitera que es preciso abrir una nueva etapa en el partido y generar un proceso reformista «para hacer del PSOE un partido reconocible, para ganar y para ser alternativa de gobierno», porque asegura -frente a quienes le acusan de haber regalado el Gobierno al Rajoy- que siempre ha querido mandar al PP a la oposición.

De sus palabras se desprende que Díaz está en la carrera y quiere despejarse contrincantes. « Primero el proyecto y después las primarias », dijo para señalar que todo tiene que pasar primero por superar la falta de unidad que arrastra el PSOE desde su Congreso de Sevilla en 2014. Una desunión a la que culpa de la progresiva pérdida de votos en España, que en Andalucía, aunque también, se ha sabido contener con ella al frente salvo en las últimas generales cuando fue superada por el PP.

La pregunta más reiterada es si va a ir a la primarias. « No estoy en eso ahora », reiteró Díaz, quien dio otro dato fundamental que pudo pasar desapercibido: en cualquier decisión que tome en el futuro no entiende que «tenga que renunciar al compromiso que tiene con los andaluces». La solución a sus desvelos sería compatibilizar la presidencia de la Junta y la secretaría del partido.

En su tarea de costura, o sutura, para procurar la unidad de los socialistas, Díaz evitó cualquier crítica directa hacia Pedro Sánchez, si bien admitió que el partido ha vivido «su peor racha en democracia» y que no puede estar contenta «cuando el PSOE no gana». Asimismo ha rechazado las teorías conspiratorias de las empresas del IBEX 35 para forzar la llegada del PP al Gobierno. ¿La mano que se cargó a Pedro Sánchez? Susana Díaz lamentó haber escuchado estos días «de todo» y que desde la « derecha centralista y periférica » la señalaran como «baronesa», sin «título, sin palacio y siendo hija de un fontanero».

En su afán de restaurar el tejido roto en el partido Díaz hizo gala de su oposición a Podemos, reiteró que le suena la música que ha hecho presidente a Trump con la del partido de Pablo Iglesia, y frente al «no es no» sanchista dijo que siempre ha sido partidaria de respetar la decisión de las urnas, para que « Rajoy entienda que tiene un Gobierno en minoría y un PSOE en la oposición ». Por eso ve imposible un acuerdo con los populares para sacar adelante los presupuestos y tacha de «amenaza» y «chantaje» que Rajoy recurra a unas elecciones en primavera si no se aprueban.

Para tejer su discurso de la unidad socialista Díaz estuvo conciliadora con el PSC , a pesar de afearle que no respetara el acuerdo del comité federal. Y fue contundente con quienes desde el radicalismo intentan hacerle «un traje» de anticatalana aprovechando las diferencias internas.

Porque todo el discurso se hilvanó sobre su liderazgo , «que decidirán mis compañeros», siempre que no sean tan «clasistas» como para rechazar que una socialista andaluza pueda dirigirlos.

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